Page 156 - El Bosque de los Personajes Olvidados
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Príncipe Azul? No, dudo que lo sepas, y de ser así no creo que lo entiendas aún;

               así que pon atención: el nieto de quien exterminó a tu pueblo va a buscar su
               final feliz con ella mientras tú te pudres en el olvido, en la nada. Injusto, ¿no es
               cierto? El linaje de un asesino gozará de eternidad mientras ésta te consume
               poco a poco y sin piedad. Piensa, ¿cuál sería la grandeza del Príncipe Valiente
               si no hubiera emprendido una cruel guerra que hizo que lo consideraran así:
               valiente?


               —¡Esa guerra no me concierne! ¡Yo no tuve nada que ver! —grité para que
               dejara de hablar. Las palabras de la mujer dolían más que la soledad. La
               conciencia de una injusticia se anclaba con amargura en mi ser.


               —Es cierto y, sin embargo, es lo que te mantiene aquí.


               —Vete antes de que te obligue a hacerlo —la amenacé, aunque ambas sabíamos
               que, sin importar cuanto lo intentara, no lo lograría, no con mis poderes de
               entonces.


               —Lo haré, por ahora, pero te diré algo más: la laguna donde se leyó tu destino
               también predijo que tu fuego sería la causa o el fin de una guerra. Nadie sabe si
               una que no ha comenzado o una que no ha terminado —la bruja se llevó la mano
               al pecho a modo de despedida y, antes de partir en medio de la oscuridad, agregó
               —: Estoy segura de que, si lo deseas, sabrás dónde encontrarme cuando estés
               lista; tu corazón te guiará. Hasta entonces mi magia protegerá este sitio de los
               otros abismales, pues un ser tan valioso como tú no debería perderse. Y algo
               más: nunca olvides que tu pueblo no encontró su fin a través de ataques mágicos,
               sino por el hierro afilado en las manos humanas. Recuerda eso cuando el miedo
               o el odio inunden tu corazón, y te aseguro que sobrevivirás sin importar cuán
               adversa sea la circunstancia.


               La bruja partió como llegó: como una evanescencia. Pero sus últimas palabras
               no se fueron y, posiblemente, nunca lo harán, pues la verdad siempre lo es, sin
               importar si su portador es bueno o no.






                                                 El segundo encuentro
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