Page 153 - El Bosque de los Personajes Olvidados
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Mucho tiempo después de que el gnomo viniera, ella apareció. Fue en una de

               esas noches sin luna, sin nada. Ella parecía llenar por completo aquel vacío con
               la premonición de algo terrible; su manto, negrura del mundo, caía grácil sobre
               su cuerpo; sus cabellos, fuente única de brillo en su ser, junto con sus ojos, eran
               la prueba que un mortal común podría tener de no haber sido abrazado por una
               muerte hermosa y cruel.


               —Te he buscado tanto tiempo —dijo a mis espaldas—. Yo soy la moradora del
               Abismo del Infinito. Pero eso ya lo sabías, ¿no es cierto, Ilene?


               Me puse en guardia. Había llegado la hora de mi primer encuentro, y la energía
               de aquel ser de la noche era realmente intimidante. Las palabras del gnomo
               comenzaban a tomar sentido. Esa mujer, que daba pasos elegantes hacia mí, era
               en verdad temible, a pesar de su calma y belleza. Como si anticipara mis
               intenciones, me dijo con una sonrisa:


               —Ni siquiera lo intentes, aún no sabes controlar tu inmenso poder. Justo por eso
               estoy aquí. Aunque algo me dice que no soy una visita grata. ¿O me equivoco?


               —¿Eres uno de los seres abismales?


               —Veo que alguien más te visitó antes; me hubiera gustado ser la primera.
               ¿Acaso fue un ser místico? Pocos se atreven a nombrarnos.

               —¿A qué has venido?


               —¿En verdad no lo sabes?


               —¡Vete! No necesito tu compañía —gruñí.


               —Lo sé, pero la cuestión no es ésa, sino saber si necesitas mi conocimiento del
               mundo y de la magia que posees para controlar los elementos.


               La dama de las sombras estaba sólo a unos pasos de mí y no parecía detener su
               lento avance, a pesar de mi posición defensiva.


               —¿Qué es una bruja, Ilene, sino una guardiana del poder, una mujer que no se ha
               conformado con estar al margen, una mujer libre?


               —En tu caso, una creadora de terror —le espeté.
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