Page 158 - El Bosque de los Personajes Olvidados
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Aquel par era de lo más raro, pero escucharlos me relajó. Aunque no me gustó

               que tomaran algo que no era suyo sin un fin determinado. Tras sopesar las
               posibles consecuencias, decidí interactuar con ellos. Hablé, modulando la voz
               para que sonara en todo el valle a través del eco:


               —¡¿Quién osa profanar mi jardín?! —exclamé con la voz más solemne que
               pude.

               Del susto, ambos seres se pusieron más borrosos de lo espectrales que ya eran.

               Con su pelaje erizado el topo se lanzó a los brazos del hombrecillo.

               —¡Respondan! —demandé tratando de contener una carcajada.


               —Yo soy el Octavo Enano del Bosque de los Personajes Olvidados —dijo con
               voz temblorosa el hombrecito, que entonces supe era un enano, mientras el
               enorme topo hacía esfuerzos inútiles por esconderse en una pequeña bolsa que su
               protector tenía en el regazo.


               —¿El Octavo Enano? —pregunté—. Jamás he oído hablar de él.


               El gesto de su cara cambió. Se ruborizó.


               —¿Ah, no? Es una pena, porque soy muy famoso por aquí —su voz ya no
               temblaba.


               —No, jamás he escuchado de un Octavo Enano.


               —Pues, en ese caso, me presento —dijo poniéndose de pie y haciendo una
               reverencia, lo que ocasionó que el topo cayera al piso—. ¿Y quién es mi
               anfitrión?


               —No soy tu anfitrión, porque yo no te invité a mi hogar —espeté.


               —¿Tu hogar?


               —Sí, mi hogar.

               —Pero aquí no puede ser tu hogar; es un sitio público, todos podemos venir
               aquí.
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