Page 49 - El Bosque de los Personajes Olvidados
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—Que nuestro bosque sea su frontera y que su pueblo le tema, ayuda a

               observarlos sin ser visto —respondió el rey.

               —¿Eso haces cuando te ausentas?


               —No creíste que permitiría que nuestra hija corriera el riesgo de casarse con un
               zopenco, ¿o sí?


               —¿Y por qué no llevas a la guardia?


               —Porque ya no sé en quién confiar, salvo en ti. Además, si lo que dijo Emisario
               es cierto, y uno de los seres abismales de la magia está involucrado, es posible
               que también visite el bosque para vigilarnos, y no me atrevería a exponer a nadie
               más a encontrarse de frente con él, pues no se sabe qué podría pasar.


               —Ya veo. Yo no termino de creer la respuesta de Emisario sobre su forma de
               atravesar el Bosque de los Personajes Olvidados. Ni siquiera los poderosos
               abismales romperían el código de la magia. Es más, dudo que alguno acepte
               tratar con seres no mágicos, menos aun servir a una causa tan mundana. Pero, sin
               duda, Emisario recibió algún tipo de ayuda mágica. Y si fue oscura, podrías
               toparte con…


               —No lo pienses. Si, como dijo Emisario, un portador de oscuridad trabaja para
               el Príncipe Encantador, no creo que se atreva a hechizarme. No se arriesgaría a
               dañar el guion perfecto, donde ambos padres lloremos el fatídico destino que tal

               vez él o ella otorgue a nuestra hija.

               —¿Dudas que una reina solitaria con una hija recién nacida resulte más fatídico

               para la historia?

               —Te prometo que tendré cuidado —dijo el rey con una sonrisa que pretendía
               calmar a la reina, al tiempo que acariciaba su abultado vientre—. Y, por cierto,

               ¿no volvió a escribir la Bruja del Mar o sí?

               —Sí.


               —¿Y qué dijo esta vez?


               —Nada que ahora tenga importancia. Te prometo que yo también tendré
               cuidado.
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