Page 26 - Un abuelo inesperado
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–Deja eso para luego. Mientras le echas una mano a tu abuelo, te voy a preparar
la merienda. ¿Te apetece un bocadillo de jamón, de salchichón, de chorizo...?
¿Quieres otra cosa?
«Un plato de ensaladilla rusa», pensé. Pero no lo dije.
–Un bocadillo estará bien. Por cierto, abuela, ¿sabes quién comenzó a rebozar
los calamares?
–Fueron los jesuitas romanos los que, en tiempos de vigilia, por aquello de darle
un poco de gracia a la comida, decidieron rebozarlos.