Page 64 - Un abuelo inesperado
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RECOGÍ LA MESA. Llevé la vajilla y los cubiertos a la poza.
Pasé la bayeta sobre la mesa sin dejar ni una miga, ni una mancha, ni un rastro
de aquel garbanzo aventurero. Froté tan concienzudamente que podría haber
hecho un agujero en la madera pulida. Un agujero por el que pasar tal vez a otra
dimensión o a un universo paralelo. Un universo en el que la mesa se recogiese
sola.
–Impecable, Ismael –me felicitó mi abuelo pasando un dedo sobre la mesa–. Ni
siquiera Sherlock Holmes mirando a través de su lupa podría demostrar que
alguien ha comido aquí.
–Sherlock Holmes... Ese sale en una película, ¿verdad?
–¡Qué película ni qué película! Libros, hijo: El sabueso de los Baskerville,
Estudio en escarlata... No me digas que tampoco has leído nada de Sir Arthur
Conan Doyle.
–Hummm...
–Lo suponía. Elemental, querido nieto. En fin.
Mi abuela se sentó en una silla, encendió la televisión y se puso a ver su serie
favorita. En la pantalla apareció un actor vestido con bata de doctor. Con cara
seria, tomaba de la mano a una mujer muy rubia, con labios muy rojos, muy alta,
muy atractiva. Y muy triste. Aunque se le notaba en los ojos que era una tristeza
ensayada.
–«Lo siento mucho, Estefanía de los Santos. Tu novio está en coma. El accidente
aéreo fue espeluznante. El avión saltó por los aires. Es un milagro que todavía
siga vivo. Solo nos queda esperar» –dijo el doctor actor.