Page 17 - Un poco de dolor no daña a nadie
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PASOS PARA COMPONER UN MATRIMONIO
LAS vacaciones son el mejor remedio para arreglar un matrimonio
descompuesto. Al menos eso cree la mayoría de la gente. Eso le dijo papá a
mamá para convencerla de hacer el viaje cuando se terminaron las clases y él
dejó de tener la obligación de ir a la oficina durante 15 días. Y aunque ella sabía
que todo era inútil, como las veces anteriores, aceptó. Estuvieron viendo folletos
de esos que dan en las agencias de viajes y ninguno de los dos mostraba
demasiado entusiasmo al hojearlos ni se decidía. Les daba lo mismo, aunque
papá se esmeraba en sonreír y fingir interés en algún sitio. Finalmente decidieron
viajar a la montaña, a un hotel que un amigo les recomendó para hacer un retiro
espiritual que les iba a devolver la paz a sus almas lastimadas. ¡Y a mí que me
trague el aburrimiento!, ¿verdad? Aquellas vacaciones eran un pretexto para
limar sus asperezas, sin importar si yo moría por una sobredosis de tedio.
Desde que hicieron las maletas se respiraba un aire raro en el ambiente. Subimos
al auto y por la ventana trasera vi cómo el gato del vecino se iba haciendo
chiquito hasta convertirse en un punto. Me senté, tratando de ponerme cómodo,
y estiré las piernas. Papá sacó un CD con canciones de Nelson Ned (hasta el
nombrecito me sé de memoria, de tantas veces que lo he escuchado en casa), y
mamá exclamó:
—¡Ay, no, amor; no empieces por favor!
—Si no te parece, lo quito —dijo él; expulsó el CD y lo aventó por la ventana.
En aquel día soleado, rayos y relámpagos cruzaron el cielo.
—Ya valimos queso —dije en voz baja, pero él alcanzó a oírme y me miró con
ganas de hacerme polvo. Traté de meter las narices en mi cómics de El hombre
tarántula, pero fue en vano. La verdad es que ya estaba acostumbrado a verlos
pelear, y un intercambio de gritos no me asustaba tan fácilmente.
—Más vale que te calles, Arnulfo.
—No dije nada.