Page 78 - El sol de los venados
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–¿Del botellero? –le preguntó mamá.






               –Sí, mamá, el hombre que pasa por las casas comprando frascos y botellas,
               ¿sabes? Los llevaba todos en un carro. Tenía unos grandotes. Me dijo que ahí se
               echaba vino.






               –Pues por andar metiendo la nariz donde no debes, me has hecho pasar el susto
               de mi vida –le dijo mamá.






               Don Lisandro salió de la tienda y nos explicó que había llevado a Coqui a la
               casa, pero no había encontrado a nadie.






               –Pero mamá está ahí... –dijo la tía Albita.





               –No, no hay nadie –dijo don Lisandro.






               Mientras mamá agradecía a don Lisandro el haberse ocupado de Coqui, yo
               agarré a éste por el pelo y le dije:






               –Esto por haber hecho llorar a mamá y por habernos fastidiado el paseo.






               Empezó a chillar y fue a quejarse a mamá, pero ella no le puso mucha atención
               porque ahora estaba preocupada por la abuela.
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