Page 101 - El disco del tiempo
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única empeñada en la búsqueda demente de una respuesta que no existía.

               ¿Cuántos más eran? ¿Tres? ¿Diez? ¿Cien?

               —Me presento. Soy Philippe de Francia —dijo con una sonrisa más franca que
               la Plaza de la Concordia.


               —Yo soy Marco de Teotihuacán y mi amiga, Nuria de Tenochtitlán —se
               apresuró Marco para no ser menos.


               —Nuria Fuentes —dijo Nuria recobrando el aplomo— Marco me contó que
               estás empeñado en una empresa bastante extraña.


               —¿Extraña? ¿Por qué extraña? Nada hay más natural que la curiosidad. Y si
               además se puede lograr la satisfacción de descubrir una incógnita y hacer
               avanzar las ciencias humanas… mademoiselle, monsieur, ¡he aquí al hombre
               indicado!


               —¡Philippe de Francia! —completó Nuria riendo.


               —¿Qué piensan hacer saliendo de aquí? —preguntó Philippe.


               —Volver a Herakleion —contestó Marco.


               —¿Y perderse lo mejor?


               Nuria y Marco intercambiaron miradas.


               —¿A qué te refieres? —preguntó Nuria.

               —A las Cuevas del Viento.


               Nuria se estremeció. Ése era el nombre del sitio electrónico en el que Dimitri
               quería que se escribieran los resultados de la investigación. Tuvo el sentimiento
               de pertenecer a un extraño rompecabezas, en el que hasta Marco jugaba un papel
               premeditado. ¿Por quién? ¿Por qué?


               —¿Qué son las Cuevas del Viento? —preguntó Marco entre interesado y
               molesto. La personalidad de Philippe estaba resultando demasiado fascinante. Se
               dio cuenta que Nuria lo miraba totalmente embobada. Sintió celos.
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