Page 67 - El disco del tiempo
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—Estás decidido. Como yo, a tu edad. Ve, hijo mío, e infunde esperanza a ese

               grupo de desgraciados. La muerte nos alcanza a todos, tarde o temprano. Te pido
               que si regresas victorioso, si vences en los juegos cretenses y logras dominar el
               salto del toro, dispongas velas blancas para tu regreso. Yo te estaré esperando.


               —¿Irás a Trecén?

               —No. No confío en las mujeres, aunque se trate de Etra, tu madre. Medea ha
               dejado en mi corazón un veneno cruel. Tal vez tu madre me guarde rencor por no

               haberla llamado al trono de Atenas. Triste trono el de las Serpientes. Sometido y
               siervo de Minos.

               Al día siguiente, Teseo se embarcó en la nave de negro velamen. Custodiaba al

               grupo de jóvenes atenienses la Guardia de las Hachas Dobles, la fuerza militar
               de élite de la talasocracia de Minos.
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