Page 51 - Sentido contrario en la selva
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un tronco al sol, más alejados de la cascada. Hicimos un silencio largo, quién
sabe qué pensaría cada uno; por mi parte, me parece que no pensaba, sólo
disfrutaba de la sensación que la fuerza del agua había dejado sobre mi cuerpo,
del sol que me quitaba el frío, de saber que ella estaba ahí, respirando. Entonces
ocurrió. Ocurrió, y el sol se hizo más grande, el aire se detuvo, el agua
enmudeció. ¡Ah!, no pude evitar la carga hereditaria de la cursilería. Ni modo,
así ocurrió.
Fui besado. Claro que si algún día lo cuento, diré que yo la besé.