Page 48 - Sentido contrario en la selva
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Se veía, en efecto, una parvada de pájaros, de cuerpo corto con sus picos curvos,

               grandes y amarillos. “Te los regalo”, pensé para mis adentros.

               La mañana era, definitivamente, gloriosa.


               Qué digo la mañana, ¡el día fue brillante!
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