Page 111 - El hotel
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discúlpate ante el señor X!


               Lo que me faltaba. Me puse colorada de puro enojo. ¿Disculparme? ¡Jamás!


               –Dejad a la niña, creo que tiene razón.


               El señor X estaba encogido sobre sí mismo, como un pollo mojado de tanto que
               sudaba. Tenía los ojos enrojecidos y le temblaba la voz. Todos le miramos.
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