Page 115 - El hotel
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–¿Pero entonces el comprador del hotel era él? –preguntó el notario.
El abuelo abrió tanto los ojos que casi se le salen.
–¡Era un comprador anónimo! ¡Cómo iba yo a saber...!
–¡Menuda con el señor X!
–Es que estaba forrado –dije.
–Qué buen corazón tiene. Ya lo decía yo –dijo el tío Florencio, que nunca lo
había dicho.
Todos volvieron a mirarse y la tía Azucena gritó:
–¡A por él!
Los diecinueve salieron en busca del señor X. Solo Goyo se quedó a mi lado.
–¡Qué fastidio! –dije de pronto–. Ahora tendré que disculparme.
–Y algo más –sentenció él muy serio.
–¿Tú crees?
–¡Pues claro!
Al poco, llegaron todos con el señor X a hombros. Iban cantando aquello de:
El señor X non baila
porque diz que tien corona;
baile señor X, baile,
que Dios todo lo perdona.
Siga el panderu tocando, siga el tambor...