Page 42 - El hotel
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Que yo ya no puedo máz,
mi locura ez tal locura,
me ziento como una hoja
en medio del vendaval.
Y había que reconocer que aquella estrofa tenía un no sé qué que parecía que
estábamos todos en un vendaval. La tía Juanita nos explicó que eso era poesía y
puso ojos de enamorada. Todos le sonreímos y estuvimos de acuerdo, aunque
fuera una canción andaluza.
La tía Rosa ya iba a enroscar los brazos por bulerías cuando el tío Manolo, que
veía más poesía en la suela de sus zapatos y en sus partituras arrugadas que en la
canción del forense, cantó a voz en grito:
Aunque me cubra la nieve...
Si la nieve que cae cubre el sendero,
ya no veré en el monte lo que más quiero.
¡Ay, amor! Si en la nieve resbalo...
... qué haré yo.
Y era también bonito ese estribillo; por eso no entendimos lo que pasó.