Page 304 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
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CAPITULO  III

          La  India.—Preparativos  para  la  campaña  índica.—Luchas  del  lado  acá  del
              Indo.  El  paso  del  Indo.—Marcha  hacia  el  río  Hidaspes.  El  príncipe  de
              Taxila.—Guerra  contra  el  rey  Poro.—Batalla  del Hidaspes.—Combates  con­
              tra  las  tribus  libres.—El  ejército  de  Alejandro  en  las  márgenes  del  Hifasis.
                                        LA  INDIA
          La  I n d i a   es  un  mundo  aparte.  Durante  largos  siglos,  la  parte  occidental  de
          la  humanidad  antigua  sólo  conoció  este  mundo,  completamente  encerrado  den­
          tro de si por la peculiaridad de su naturaleza,  de su religión y de su cultura,  como
          un  país  maravilloso  situado  allá  en  los  confines  orientales  de  la  tierra,  sin  saber
          de él otra cosa que el nombre.  Por dos  partes le bañaban los  mares  oceánicos,  en
          los  que,  andando  el  tiempo,  habrían  de  descubrir la  laboriosidad  y  la  ciencia  las
          rutas  más  fáciles  y  seguras  para  comunicarse  con  lejanas  tierras;  por  otras  dos
          partes  se alza  ante  él  una  doble y triple  muralla  de  macizos  montañosos,  algunos
          de  ellos  los  más  altos  del  planeta,  cuyos  pasos  nevados  en  el  norte  y  cuyos
          ardientes portillos  de  roca  en  el  oeste sólo  parecen  abrir  trabajoso  camino  al  pia­
          doso  peregrino,  al  comerciante  viajero  o  al  salteador  del  desierto,  pero  no  al  co­
          mercio  de  los  pueblos  y  del  mundo.
              Desde  que  la  población  de  la  India  ha  dejado  de  pertenecerse  a  sí  misma,
          el  recuerdo  de  su  prehistoria  se  ha  desdibujado  y  empañado  en  una  serie  de
          fábulas  fantásticas  situadas  al  margen  del  tiempo  y  del  espacio;  pero  ante  ella
          hay un pasado  de grandes y múltiples  procesos  históricos y prehistóricos,  la  géne­
          sis  y  la  maduración  de  todas  aquellas  formaciones  religiosas,  jerárquicas  y  polí­
          ticas  que  dieron  como  resultado  esta  fisonomía  propia  y  peculiar  del  mundo
          índico.  Al  parecer,  el  conquistador  macedonio,  el  primer  europeo  qué  supo  en­
          contrar el  camino  hacia  la  India,  encontró  a  este  misterioso  país  en  el  momento
           de su apogeo, antes  de que se hubiese iniciado la  curva  de su  decadencia.
              Alejandro descubrió  el sitio  que es  como la puerta abierta  desde  el  occidente
           sobre la  India.  Un río  rasga  allí la  muralla  montañosa  que  separa  a  la  India  del
           mundo  situado  al  oeste  de  ella;  este  río,  el  Cofen,  nacido  en las  altas  montañas
           en que brotan,  muy cerca los  unos  de los  otros, los  manantiales  de los  que  riegan
           la  Bactriana  y  la  Ariana,  se  precipita,  engrosado  por  numerosos  afluentes  que
           vienen  del  norte,  sobre la  margen  izquierda  del  caudaloso  Indo.  En  vano  se  yer­
           guen a derecha e izquierda de este río que  corre  de  oeste a este imponentes  masas
           de  rocas:  las  montañas  abren  a  sus  aguas  despeñadas  un  angosto  valle,  pasado  el
           cual  los  rientes  llanos  de  Pechaver  llevan  al  viajero  al  frondoso  y  exuberante
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