Page 363 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
P. 363
MARCHA HACIA EL OCEANO 359
abandonadas; hacia fines de julio llegó a Patala. L^s calles y las casas estaban
vacías, no se veía una sola cabeza de ganado, los fugitivos se habían llevado todo
su ajuar y cuanto era susceptible de ser transportado, y la gran ciudad parecía
muerta. Las tropas ligeras pusiéronse inmediatamente en movimiento para des
cubrir el rastro de los fugitivos; algunos fueron llevados a presencia de Alejandro,
quien los trató con inesperada indulgencia y los envió como emisarios a sus conna
cionales huidos para exhortarlos a que volviesen confiados a sus casas y a sus
negocios, sin la menor inquietud respecto a su suerte futura, ya que se Ies garan
tizaría la posibilidad de seguir viviendo con arreglo a sus costumbres y a sus
leves y se les permitiría dedicarse en paz a su industria, su comercio y su agri
cultura. Ante aquellas seguridades, retornó a su ciudad la gran mayoría de la
población, y Alejandro pudo consagrarse a la ejecución del gran plan que hacía
tan importante para él la posesión de las bocas del Indo.
Sospechaba o habría averiguado tal vez que aquel mismo mar en que des
embocaba el Indo formaba el golfo Pérsico y que, por tanto, podría encontrarse
una ruta marítima desde las bocas de aquel río hastaía desembocadura del Eufra-
.tes y el Tigris. Su imperio, que por vez primera ponía en relación directa a los
•pueblos más alejados y que aspiraba a fundarse no exclusivamente en la fuerza
de las armas, sino también, y aún más, en los intereses de los pueblos mismos,
debía ir encaminado principalmente al fomento de las relaciones comerciales ν
preocuparse de crear una gran asociación de todas las partes del imperio, por ale
jadas que se hallasen, y de lograr un comercio mundial e internacional tan inten-
so como nunca, hasta entonces, se había conocido. Jamás, a lo largo de toda su
campaña, había perdido de vista esta meta; las ciudades creadas por él para la
ocupación militar del Irán y del Turán eran otros tantos puntos de apoyo para
~Tasraravánas; las plazas fuertes qué había dejado a su paso por la India asegura-
banTaTcSmunicaciones desde Ariana y a través del país de los cinco ríos y la nave
gación por el Indo y sus afluentes; la Alejandría de Egipto habíase convertido
ya, en sólo cuatro o cinco años, que eran los que llevaba de existencia, en un
centro importante para el comercio por el mar Mediterráneo. Pues bien, este
sistema de, un comercio mundial en gran escala debía encontrar ahora su remate
con la ocupación del delta del Indo, con la ocupación de una plaza comercial
oceánica""estratégicamente situada y, finalmente, con la apertura de rutas
comerciales cuyos jalones se habían ido colocando ya mediante la fundación de
una serie de ciudades helénicas en el interior y que habrían de recibir gran impul
so con la proyectada comunicación marítima entre las desembocaduras del Indo
y el Eufrates.
Patala, con su situación en el lugar en que el río se bifurca para formar el
delta del Indo, era el lugar indicado para servir de mediador al comercio entre
el interior del país y el océano; tenía, además, gran valor estratégico, pues domi
naba militarmente las tierras del bajo Indo. De aquí que se encargase a Efestión
de fortificar concienzudamente la ciudadela de Patala y de construir en corto
plazo, cerca de la ciudad, algunos astilleros y un puerto espacioso. Al mismo