Page 382 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
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CASTIGO DE LOS CULPABLES 379
más remedio que aplicar la justicia más severa y despiadada, si se quería salva
guardar los derechos de los pueblos tan criminalmente maltratados y afianzar su
confianza en el poder de Alejandro; no había más remedio que recurrir a medidas
rápidas y enérgicas, si se quería devolver a la majestad de la nueva monarquía
todo el brillo de su prestigio y consolidarla con el escarmiento de su cólera. Es
muy posible que Alejandro se encontrase ahora dominado por ese sombrío estado
de ánimo que hace temible al autócrata encolerizado. ¡Cuán lejos se hallaba ya de
él el entusiasmo de los primeros días de la victoria, aquella alegre seguridad y
aquellas ilimitadas esperanzas de la juventud! Defraudado tantas y tantas veces
én su confianza, había ido acostumbrándose a recelar, a ser duro e injusto. Segu
ramente lo consideraría necesario, y no dejaba de tener sus razones para ello.
Había transformado el mundo, y era natural que también hubiese cambiado él
mismo. Ahora, Alejandro comprendía que era necesario empuñar firmemente las
¿endas del podeTnimitedo; que era necesario hacer justicia rápidamente, castigar
los Sesaíueros, imponer una nueva obediencia y un régimen de gobierno severísimo.
CASTIGO DE LOS C U LPA BLES
Ya en la Carmania había encontrado Alejandro culpas y crímenes que cas
tigar. Había separado de su cargo al sátrapa Aspastes, que en el año 330 se había
sometido a los vencedores, conservando de ese modo su puesto. Fué en vano que
Aspastes saliese con diligente servilismo al encuentro del soberano, cuando éste
se acercaba a su provincia; cuando la investigación confirmó las sospechas que
sobre él pesaban, fué entregado al verdugo. Se designó a Sibirtio para sustituirle;
pero como Toas, que debía ser enviado al país de los oritas en sustitución de
Apolófanes, cayó enfermo y murió, salió a ocupar aquel puesto Sibirtio y, en lugar
suyo, se encomendó la satrapía de la Carmania a Tlepolemo, hijo de Pitófanes,
quien hasta entonces había gobernado la provincia parta. Los desórdenes provo
cados en el interior de la Ariana por el persa Ordanes, a quien la muerte del sátra
pa Menón de Arajosia había dejado, al parecer, que campase por sus respetos y
cometiera toda clase de desmanes, habían sido castigados ya por Crátero, sin
ningún esfuerzo, a su paso por aquellos territorios; Crátero condujo al culpable,
cargado'de cadenas, ante Alejandro, quien hizo que cayera sobre él la pena
justa, después de lo cual la satrapía vacante de Arajosia fué refundida con las de
Ora y Gedrosia bajo el mando de Sibirtio.
También de la India se recibieron malas noticias. Taxíles informaba que
Abisares había muerto y que el sátrapa Filipo, de la India del lado de acá, había
sido asesinado por los mercenarios mandados por él, si bien los oficiales de la
guardia macedonia del sátrapa habían sofocado inmediatamente la insurrección
y ejecutado a los sediciosos. ,Alejandro encargó del gobierno provisional de aquella
satrapía al príncipe de Taxíla y a Eudemo, el comandante de los tracios estacio
nados en la India, a quienes encargó que reconocieran como sucesor de Abisares
en el reino de Cachmir al hijo del príncipe muerto.