Page 105 - Guerra civil
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GUERRA  CIVIL  I


          asigna  como gobernantes  a  sendos propretores, 32  los  cua­
          les,  por  cierto,  no  se  toman  la  molestia  de  esperar  —tal
          y como se había venido practicando, invariablemente,  hasta
          entonces— 33  a  que  se  someta  al  pueblo 34  la  ratificación
          de  su  nombramiento,35  sino  que,  encajándose  al  punto
          el paludamento,36  y  no bien concluidas las ceremonias vo­
          tivas  de  rigor,37  apresúranse  a  partir,  sin  más  trámite,
          hacia  sus  respectivas  jurisdicciones. 38            7  Osan,  asimis­
          mo,  ambos  cónsules,  en  pleno  ejercicio,39  transponer  los
          límites  de  la  capital, 40  cosa  que  hasta  antes  de  entonces
          no  había  acontecido  nunca;  41  en  tanto  que,  dentro  de  la
          metrópoli  misma  e,  inclusive,  en  pleno  Capitolio, 42  cier­
          tos individuos —sin ser a  la  sazón  titulares  de otro carác­
          ter  que  el  de  simples  ciudadanos— 43  llegan  al  colmo  de
          hacerse acompañar  de lictores, 44  conducta por demás con^
          culcatoria de  toda norma  o  práctica consuetudinaria  nues­
          tra. 45     8  A  través  de  Italia  entera  verifícanse  levas, 46
          exígese ayuda  bélica, 47  se obliga  a  los municipios  a donar
          sus  fondos48  cuando  éstos  no  se  saquean  de  sus  recintos
          sagrados,49  y,  en  una  palabra,  todo  el  orden  jurídico,
          divino  y  humano,  acaba  degenerando  en  la  anarquía  más
          completa. 50


             VII.          1  Enterado  de  tales circunstancias,  César reúne
          en  asamblea  y  arenga  a  sus  soldados.1  Recuérdales  los
          constantes agravios  de  que  ha  venido  siendo  víctima  por
          parte  de  sus  enemigos;  2  deplora  que  éstos,  mediante  la
          intriga y la difamación hayan logrado  atraerse  y descarriar
          a  Pompeyo,  cuyo  prestigio  y  encumbramiento  él  había
          promovido  y  apoyado  siempre.3                2  Lamenta  el  nuevo
          precedente que acaba  de  introducirse en  los asuntos  públi­
          cos,  en  el  sentido  de  haberse  desvirtuado  y  coaccionado,
          por  la  fuerza  de  las  armas,  el  veto  tribunicio  que  gracias
          precisamente a las  armas acababa,  años antes,  de  ser  reha^
          bilitado;  4     3  Sila,  dice,  habiendo  despojado  al  poder
          tribunicio  de  todos  sus  atributos,  habíale,  no  obstante,
          conservado  intacto el  veto;  6         4  y,  en  cambio,  Pompeyo,
          que  pasaba  por  haber  restablecido  las  anuladas  prerroga-


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