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GUERRA  CIVIL  I


              XVII.            1  Enterado  de  tales  circunstancias,  Domicio,
           previo ofrecimiento  de  pingües  recompensas,  envía  rumbo
           a  la  Apulia,  con una  carta  a  Pompeyo,  a  emisarios  suyos
           conocedores  de  aquellas  comarcas,1  a  fin  de  que  soliciten
           y  aun  apremien al  destinatario a  que  acuda  en  auxilio  del
           remitente:  con  dos ejércitos y  gracias  a  las  anfractuosida­
           des  del  terreno,2  fácilmente  se  podría  cercar  a  César  e
           interceptarle  el  abastecimiento.           2  De  no  procederse  en
           tal  forma,  tanto  el  propio  Domicio  como  más  de  treinta
           cohortes y gran número de senadores y caballeros  romanos
           habrían de arrostrar grave  riesgo. 3              3  Entre  tanto,  ani­
           mando  a  su  gente,  instala  catapultas  en  las  murallas;  4
           asigna  a  cada  cual  comisiones  precisas  para  la  defensa
           de la ciudad;  6  y,  en  una  asamblea  castrense, e  promete  a
           cada soldado  raso quince yugadas 7  por  cabeza de sus pro­
           pias  posesiones y  una proporción  debida  a  centuriones y  a
           veteranos  reclutas. 8

              XVIII            1  Entre  tanto,  se  notifica  a  César  que  los
           sulmonenses,  cuya  ciudad  dista  de  Corfinio  un  intervalo
           de  siete millas,1  desean  hacer  cuanto  él  quiera,  pero  que
           se  lo  impiden  el  senador  Quinto  Lucrecio  y  Attio  Pelig-
           no,2  quienes  ocupaban  dicha  plaza  con  una  guarnición
           de  siete cohortes.3         2  César manda  a  ese lugar a  Marco
           Antonio4  con  cinco  cohortes  de  la  legión  decimatercera.
           Los sulmonenses,  en cuanto percibieron nuestras enseñas, 5
           abrieron las puertas y  todos y cada uno,  tanto civiles  como
           militares,  salieron  reconocidos  al  encuentro  de  Antonio.
           3  Lucrecio  y  Attio  se  precipitaron  muralla  abajo.  Attio,
           llevado  a  presencia  de  Antonio,  pide  ser  consignado  ante
           César.  Antonio,  con  sus  cohortes  y  con  Attio,  regresa  a
           su punto de partida el mismo día de la operación.                   4  Cé­
           sar  incorpora  aquellas  cohortes a  su  ejército  e,  incólume,
           despacha  a  Attio;  6  en los  días  inmediatos,  César dispone
           que  sea  reforzado  su  campamento  con  numerosas  fortifi­
           caciones,  que  se  acopie  abastecimiento  sacado  de  los  mu­
           nicipios  aledaños y que  sean esperadas  las  tropas  que  aún
           faltan.7      5  En  el  lapso  de  tres  días  se  le  incorporan


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