Page 133 - Guerra civil
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GUERRA  CIVIL  I

          mos  confines  de la  Italia hasta  las  más  cercanas  comarcas
          de la  Grecia— y desde una  u otra  región  dirigir  la  guerra,
          o  si  se  había  inmovilizado  allí  por  carencia  de  navios. *■
          4  Y  así, temiendo  César  que  Pompeyo  no  fuese a estimar
          oportuno el abandonar la Italia,  ordenó bloquear las  salidas
          y  servicios  del  puerto  de  Brundisio.            5  De  cuyos  traba­
           jos he aquí  el  plan:  por donde se encontraba la más  estre­
          cha  entrada  del  puerto  arrojó,  desde  una  y  otra  parte  de
           la orilla,  escombros y  cascajo,  pues en tal  lugar era el  mar
           poco  profundo.          6  Adentrándose  más  lejos,  donde  el
           agua,  más honda,  no podía ser contenida por ningún terra­
          plén,  colocó  en  seguida,  de  cada  parte del  dique  en  cons­
          trucción, balsas dobles  de  treinta pies  por  lado,               7  suje­
           tándolas  por  cuatro  anclas,  a  razón  de  una  por  ángulo,
           a  fin  de  que  las  olas  no  las  moviesen.          8  Fabricadas  y
           colocadas  en  su  sitio  estas  balsas, les fue agregando  otras
           de  dimensiones  iguales.           9  A  unas  y  otras  las  recubrió-
           con  tierra,  formando un nuevo  dique,  a  fin  de  no obstacu­
           lizar  su  acceso  ni  la  táctica  para  defenderlas;  de  frente,
           y  a  uno  y  otro  flanco,  las  protegió  mediante  cercas  y
           manteletes;  6       10  y  en cada cuatro  de ellas hizo  levantar
           torres  de  dos  pisos  cada  una, a fin  de que  con  más como­
           didad  se pudiesen defender  del  asalto  de las  naves  y de los
           incendios. 7

              XXVI.             1  Contra estos dispositivos,  Pompeyo equipó
           grandes  barcos  de  carga,  que  había  interceptado  en  eí
           puerto de Brundisio.1  En ellos levantó torres  de tres  pisos
           cada  una y,  habiéndolas  colmado  de  numerosas  máquinas
           de  guerra  y  de  todo  género  de  proyectiles, 2  abordaba
           con  aquéllos  las  obras  de  César,  a  fin  de  desbaratar  las
           balsas y estorbar  las  operaciones. Así,  de  una y otra  parte,,
           se  combatía  desde  lejos  con  hondas,  saetas  y  otros  pro­
           yectiles.      2  César dirigía tales maniobras, de manera que
           las  condiciones  de  paz  no  pudiesen  ser  consideradas,  por
           ello,  desechables;  3  y,  aunque  estaba  extremadamente  sor­
           prendido  de  que Magio —a  quien  había enviado  con men­
            sajes a  Pompeyo—  no  le hubiese  sido  devuelto,  y aunque


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