Page 135 - Guerra civil
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GUERRA  CIVIL  I


           aquel  asunto  tantas  veces  insinuado,  refrenaba  su  ímpetu
            y  sus perspectivas,  de  cualquier manera consideraba  opor­
            tuno  perseverar,  en  todos  los  aspectos,  en  cómo  venía
            actuando.4        3  Por ello, envía al legado Caninio Rebilo, 5
            amigo y  deudo  de  Escribonio Libón, 6  a  entrevistarse  con
            éste,  con  el  propósito  de  entablar  conversaciones;  enco­
            mienda  a  aquél  que  exhorte  a  Libón  a  concertar  la  paz,
            le solicita que, en primer término,  se efectúe una entrevista
            entre Pompeyo y el  mismo César;                 4  aclara que  él deve­
            ras confía  en  que  si  se realiza la  posibilidad  de  tal  confe­
            rencia,  habrán  de  deponerse  las  armas  mediante  estipula­
            ciones  equitativas,  habiendo  de  recaer  el  loor  y  prestigio
            de  un  desenlace  tal  en  Libón,  si  es  que  se  llega  a  la
            deposición  de  la  guerra  siendo  él  el  autor  y  gestor  de  tal
            empresa. 7        5  Libón,  después  de entrevistarse  con Cani­
            nio,  se  encamina  hacia  Pompeyo, y poco  después  trae por
            respuesta que, como  los cónsules  en ejercicio  no  se encuen­
            tran  presentes, sin  ellos no  puede  tratarse sobre  avenencia
            alguna. 8       6  Y  así, promovido el  asunto  en  cuestión  con
            tanta  reiteración  y en  vano,  César  considera que, a  fin  de
            cuentas,  debe  desecharlo  y  consagrarse  a  organizar  la
            guerra.


               XXVII.             1  Realizada  ya  por  César  la  mitad  casi  de
            su  empresa  táctica,  y  habiéndose  invertido  en  la  misma
            nueve días, las embarcaciones que habían transportado a  la
            primera  parte  del  ejército  enemigo  hasta  Dirraquio, 1  re­
            enviadas  de  allí  por  los  cónsules  retornan  a  Brundisio.
            2  Pompeyo, ya sea impresionado por las fortificaciones de
            César,  ya  por  haber  decidido  desde  un  principio  salir
            de  Italia, a la  llegada de los navios  comienza desde  luego a
            preparar su retirada;  2          3  y para retardar más fácilmente
            el  ataque  de  César,  previendo  la  circunstancia  de  que  los
            soldados  de  éste  no  fuesen  a  irrumpir  en  plena  retirada,
            obstruye  las puertas,  siembra  de barricadas  calles y  plazas
            y  cava  en  las  avenidas  trincheras  transversales                  4  en
            las  que  fija  estacas y palos  muy  puntiagudos,  nivelándolos
            a  base  de hojarascas ligeras y de tierra;  además,  las  entra-


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