Page 151 - Guerra civil
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GUERRA  CIVIL  I

           frente,  por  lo propicio del  paraje,  en  las  inmediaciones  de
           Ilerda.11


              XXXIX.              1  Según  queda  arriba  expuesto,  las  legio­
           nes 1  de  Afranio  eran  tres,  las  de  Petreyo  dos,  además
           de  treinta  cohortes 2  auxiliares  de  escuderos 3  de  la  His­
           pania  Citerior  y  de  rodeleros  de  la  Ulterior,  así  como
           aproximadamente  cinco  mil  jinetes  de  una  y  otra provin­
           cia.     2  César  había  enviado  a  Hispania  seis  legiones,4
           cerca  de  seis  mil  infantes  auxiliares,  tres  mil  jinetes  que
           le  habían  servido  en  todas  sus  campañas  anteriores,  y  un
           número igual de combatientes de la Galia por él pacificada,
           a cada uno de los  cuales había  seleccionado individualmen­
           te de  entre lo más  noble y valeroso  de  sus  diversas  comu­
           nidades;  5  ello además de dos mil hombres de la magnífica
           estirpe de los  arquitanos 6  y de las montañas  que  colindan
           con la  provincia  de  la  Galia.7          3  Había oído  decir  que
           Pompeyo  a  través  de  la  Mauretania, 8  se  abría  camino
           hacia  Hispania  y  que  estaba  por  llegar a  ella  de  un  mo­
           mento  a  otro.  Por  otra  parte  obtuvo  en  préstamo  dinero
           de los  tribunos militares y de  los  centuriones 9  y lo  distri­
           buyó  entre la tropa.         4  Con tal  medida logró  dos venta­
           jas,  pues  mediante  la  deuda  se  aseguró  la  solidaridad  de
           los centuriones y mediante  la  dádiva  se granjeó las  simpa­
           tías  de  los  soldados.10



              XL.       1  Fabio,  mediante  misivas  y  delegaciones,  se
           procuraba  la  adhesión  de  las  comunidades  comarcanas.
           Había  tendido  en  el  río  Sícoris1  dos  puentes  distantes
           entre  sí  una milla. 2  Por  dichos  puentes  enviaba  a  forra­
           jear,  pues  los  recursos  con  que  en  días  anteriores  se
           había contado  de este lado del río se habían ya extinguido.3
           2  Lo mismo casi, y por razón idéntica,  hacían los coman­
           dantes  del  ejército  pompeyano,  y  a  menudo  ambos  ene­
           migos  contendían  en  escaramuzas  de  caballería.                 3  En
           cierta  ocasión,  en  que  dos  legiones  de  Fabio  salidas,  con­
           forme a su costumbre cotidiana, a escoltar a los  forrajeros,


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