Page 279 - Guerra civil
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GUERRA  CIVIL  II


           cansar a  sus cabalgaduras,  según  queda  dicho, 4  al adver­
           tir  a  lo  lejos  la  fuga  de  todo  el  ejército,  se  concentran
           en  el campamento.  Los  soldados de  infantería,  uno  a  uno,
           son  masacrados.


               XLIII.        1.  Conocidas estas circunstancias,1  el  cuestor
           Marcio  Rufo,2  dejado  en  .el  campamento  por  Curión,
           exhorta  a  los  suyos  que  no  desfallezcan.  Ellos  piden  y
           ruegan que se  se les  regrese a  Sicilia  en las naves. 3  Él así
           lo  promete,  y  ordena  a  los  capitanes  de  los  navios  que,
           al  atardecer,  tengan  todos  los  esquifes 4  próximos al  lito­

           ral.     2  Pero tal  fue el terror de todos que algunos decían
           que las  fuerzas  de  Juba  se hallaban  inmediatas,  otros  que
           Varo  se  avecinaba  y  ya  se  distinguía  el  polvo  de  los
           que  con  él  venían  —de  lo  cual,  nada  en  absoluto  aconte­

           cía—;  otros sospechaban que la armada de los enemigos  se
           acercaba  presurosa.  Y  así,  despavoridos  todos,  cada  quien
           pensaba en sí mismo.  3  Los que servían en la flota acele­
           raban los preparativos de su marcha;  y su  fuga contagiaba
           a  los  capitanes  de  las  naves  mercantes;  algunos  batelejos
           cumplían  con  su  deber y con  sus órdenes.  4  Pero  era  tal
           la  lucha  en  las  márgenes  atestadas,  a  propósito  de  quién,

           entre  tanta  gente, 5  se  embarcaría  primero,  que,  merced
           a  la  multitud  y  a  su  peso,  algunas  barcas  se  hundieron  y
           los  restantes,  temiendo  esto,  se  abstuvieron  de  acercarse
           más.


              XLIV.         1  En  tales  circunstancias aconteció  que  unos

           cuantos  soldados y  padres  de  familia que, por  influencia 1
           o  por  lástima2  subsistieron  o  pudieron  nadar 3  hasta  las
           naves,  lograron  embarcarse  y  llegar  incólumes  a  Sicilia.
           El  resto de las tropas, sometido a  Varo, se le rindió por  la
           noche,  enviándole,  con  el  carácter  de  emisarios  a  sus
           centuriones.4          2  Las cohortes de dichos soldados, vistas


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