Page 35 - Guerra civil
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INTRODUCCIÓN
La táctica revolucionaria separaba, pues, en dos huestes
irreconciliables el campo de batalla. Una, la de la clase
preponderante, en que militaban por igual los dos sectores
predominantes, el latifundista y el financiero —juntos de
nominados optimates—, solidarios ambos económicamente
en la defensa de sus intereses y en la perpetuación de su
dominio; otra, la de las clases subordinadas y desposeídas,
en cuyos contingentes contaban —si bien con diferente
grado de conciencia y disciplina— las masas serviles, los
provinciales vasallos y la ciudadanía proletaria. El bloque
revolucionario debía hostilizar sin tregua a la liga reaccio
naria; no entrando nunca el primero, con los grupos que
integraban el segundo, en componenda alguna que no fuera
meramente eventual y transitoria y, en todo caso, impuesta
por la necesidad de las circunstancias: ya en virtud ésta
del provecho que la revolución pudiera esperar de ella, ya
porque, ante el peligro, así lo aconsejara la prudencia.
Por desgracia, no era dado, en la lucha revolucionaria
de aquellos tiempos, aprovechar en la misma medida, para
el ejercicio de la militancia activa, la fuerza de combate y
descontento de las tres capas mayoritarias subordinadas;
ni tampoco, el resultado final de la contienda podía signi
ficar, para todas y cada una de ellas, la liberación inmediata
y simultánea: y esto último por ser esencia y base del éxito
de la revolución el estricto apego a su realismo táctico y
programático, conforme al cual, mientras el resurgimiento
del proletariado ciudadano habría de ser legal e inmediato
a la reivindicación del ager publicus y a la concomitante
recuperación de los parvifundios por los cives despo
seídos, el acceso de los provinciales a la ciudadanía y su
igualdad de derechos con la metrópoli, tendría que depen-
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