Page 44 - Guerra civil
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INTRODUCCIÓN


            modificación  radical  y  básica,  de  las  relaciones  producti­
            vas  que,  en  forma  tan  injusta  y  abismática  separaban  a

            las  clases  en aquel  mundo, engendrando así  su  crisis  y  su
            descomposición.  Sólo  merced  a  tal  transformación,  según

            la  tendencia  de  que  venimos  hablando,  aquel  “imperio
            romano”,  sojuzgado  por  y  para  su  metrópoli  conquista­
            dora  —o para  su  minoría dominante,  si  se  quiere ser  más
            preciso—  podría  llegar  alguna  vez  a  convertirse  en  una

            ecumene  o  sociedad grecolatina próspera  y  civilizada,  uni­
           ficada social  y  culturalmente,  sobre  la  base  de  la  equipa­
            ración  jurídico-política  de  todos  sus  pobladores,  gracias

            a  leyes  más  justas  y  menos  anacrónicas  que  el  derecho
            vigente,  salidas  de  una Roma  que,  de  verdugo del  mundo
            occidental,  pasara  a  ser  su  centro  dirigente.  Lo  que  tam­

            bién  venía  a  significar,  en  última  instancia,  ni  más  ni
            menos  que  la  superación  del  sistema  esclavista  y  el  paso
            a una nueva etapa, más evolucionada, de convivencia social.

               Representante típico  y propulsor genial  de esta doctrina
            política  fue  el  patricio  Cayo  César,  procer  por  demás

            insigne,  pese a  sus fallas  propias y  a  las  tremendas  taras
            que remedó  de  su  tiempo;  estadista,  sin  duda,  de  los  más
            luminosos y enérgicos  de la  Antigüedad  clásica;  tránsfuga

            generoso  de su clase de  origen, de  cuya corrompida  comu­
            nión de intereses  desertó de buena gana, cuyo miope egoís­
            mo  combatió sin  descanso,  con tan  serena como implacable

            perseverancia,  y de  cuyo odio  acérrimo —no menos  trucu­
            lento  que  cobarde  y  obtuso—  fue  blanco  toda  la  vida  y
            acabó  siendo  víctima;  dirigente,  en fin,  por  demás  lúcido,

            por  demás  prudente  y  hábil  de  las  masas  ciudadanas,  a
            cuyas  multitudes  sacudió  del  marasmo  en  que  las  tenía

            postradas más de un siglo de fracasos y de estériles  luchas,



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