Page 562 - Guerra de las Galias [Colección Gredos Bilingüe] I-II-III
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sae  questus  (ne  minimo  quidem  casu  locum  relinqui
         debuisse),  multum Fortunam *  in repentino hostium ad­
         ventu  potuisse  iudicavit,  (2)  multo etiam  amplius  quod
         paene ab ipso vallo portisque castrorum barbaros aver­
         tisset. (3) Quarum omnium rerum maxime admirandum
         videbatur quod Germani, qui eo consilio Rhenum trans­
         ierant  ut  Ambiorigis *  fines  depopularentur,  ad  castra
         Romanorum delati, optatissimum Ambiorigi beneficium
         obtulerunt.

            XLIII.  (1)  Caesar,  rursus  ad  vexandos  hostes  pro­
         fectus,  equitatus  magno  coacto  numero  ex  finitimis  ci­
         vitatibus, in omnes partes dimittit. (2) Omnes vici atque
         omnia  aedificia  quae  quisque  conspexerat  incendeban­
         tur; pecora interficiebantur; praeda ex omnibus locis age­
         batur; (3) frumenta non solum a tanta multitudine iumen-
         torum  atque  hominum  consumebantur,  sed  etiam  anni
         tempore  atque  imbribus  procubuerant,  ut,  si  qui  etiam
         in  praesentia  se  occultassent,  tamen his,  deducto exer-




         de  guardia  y  protegiendo  el  campamento  (pues  ni  siquiera  debía  haberse
         dado ocasión  al  más  pequeño accidente) y  consideró que  la  Fortuna  había
          intervenido grandemente en la repentina llegada de los enemigos, (2) y más
          aún en haber  rechazado a  los  bárbaros  cuando  ya casi  estaban  dentro del
          campamento.  (3)  Y  lo  que  más  admirable  parecía  de  todos  estos  sucesos
          era que los germanos, habiendo pasado el Rhin para devastar los territorios
          de  Ambiórix,  derivando  hacia  el  campamento  de  los  romanos,  hicieron  a
          aquél  el  beneficio  que  más  pudiera  desear.
            XLIII.  (1) César,  saliendo nuevamente a  castigar a  los  enemigos,  envió
          por todas partes  fuerzas  de  caballería,  que  en  gran  número había  reunido
          de  los  pueblos  vecinos.  (2)  A  todas  las  aldeas  y  caseríos  que  encontraban
          les  prendían  fuego,  mataban  los  ganados,  saqueaban  todos  los  lugares;  (3)
          los trigos no sólo eran consumidos por tan gran multitud de bestias y hom­
          bres,  sino  que,  además,  por  la  estación  del  año  y  por  las  lluvias  estaban
          encamados, de manera que, aunque de momento algunos lograsen esconder-
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