Page 560 - Guerra de las Galias [Colección Gredos Bilingüe] I-II-III
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bus,  praeter  spem  incolumis  in  castra  pervenit;  pars,
         a  barbaris  circumventa,  periit.

            XLI.  (1)  Germani,  desperata  expugnatione  castro­
         rum,  quod  nostros  iam  constitisse  in  munitionibus  vi­
         debant, cum ea praeda quam in silvis deposuerant trans
         Rhenum  sese  receperunt.  (2)  Ac  tantus  fuit  etiam  post
         discessum hostium  terror ut,  ea  nocte,  cum  C.  Voluse-
         nus *,  missus  cum  equitatu,  ad  castra  venisset,  fidem
         non faceret adesse cum incolumi Caesarem exercitu. (3)
         Sic omnino animos timor praeoccupaverat ut, paene alie­
         nata mente,  deletis omnibus copiis, equitatum se ex fu­
         ga  recepisse  dicerent  neque,  incolumi exercitu,  Germa­
         nos castra oppugnaturos fuisse contenderent.  (4) Quem
         timorem  Caesaris  adventus  sustulit.

            XLII.  (1)  Reversus  ille,  eventus  belli  non  ignorans,
         unum quod cohortes ex statione et praesidio essent emis-



          de aquéllos,  llegó,  contra toda  esperanza,  incólume al campamento;  los de­
          más  perecieron  rodeados  por  los  bárbaros.
            XLI.  (1) Los  germanos, perdida la esperanza de apoderarse del campa­
          mento, pues veían que ya los nuestros se habían situado en las fortificacio­
          nes, se retiraron al otro lado del Rhin con la presa que habían dejado guar­
          dada  en  los  bosques.  (2)  Y  tan  grande  fue  el  terror  de  los  nuestros,  aun
          después de la retirada de los enemigos, que, aquella noche,  habiendo llega­
          do  al  campamento  C.  Voluseno,  que  había  sido  enviado  con  la  caballería,
          no podía hacer creer que César estaba para llegar con el ejército incólume.
          (3) Tan por completo había embargado los ánimos el miedo,  que, casi fuera
          de  sí,  llegaban  a  decir  que,  destrozada  toda  la  infantería,  la  caballería  se
          había puesto a salvo huyendo, y aseguraban que, si estuviera intacto el ejér­
          cito,  no  habrían  intentado  los  germanos  asaltar el  campamento.  (4)  Seme­
          jante  temor  se  disipó  con  la  llegada  de  César.
            XLII.  (1)  Vuelto  él,  haciéndose  cargo  de  los  lances  de  la  guerra,  sólo
          se quejó de que hubieran sido enviadas fuera las cohortes que debían estar
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