Page 116 - Anónimo. - Leabhar Ghabhala - Libro de las invasiones [1988]
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sus nombres: Morfesa en Falias, Esars en Gorias, Usicias
       en Finias y Semias en Murías. Desde Falias se trajo el Lia
       Fáil, que Lug había tenido en Temair; éste solía gritar en
       la  coronación  de  cada  rey  irlandés,  desde  la  época  de
       Lugh Lamfhada hasta la época del nacimiento de Cristo,
       y nunca más ha vuelto a gritar; puesto que era un demo­
       nio que había entrado en su interior, y los poderes de to­
       dos los ídolos cesaron en la época del nacimiento del Se­
       ñor, que nació de la Virgen María. De aquel Fail viene el
       nombre de Inis Fail,  tal y como Cionaeah ua nArtagáin
       dijo:

            De la piedra sobre las  que mis tacones  están,
            viene el nombre de Inis Fail;
            entre dos playas  de una poderosa corriente
            toda Irlanda se llama la Llanura de Fail.

         Gorias  trajo  la lanza  que  tuvo  Lügh;  ninguna  batalla
       se pudo mantener contra él teniendo la lanza en la mano.
       Finias llevó la espada de Nuadha, nadie pudo sobrevivir
       después  de  ser  herido  por  ella.  Por Muirías  fue  llevado
       el caldero de Dagda, del que nadie quedaba insatisfecho.
         92.    Después de haber completado su adiestramiento,
       vivieron con los atenienses y filistinos, por lo que convi­
       vieron  con  ambos.  Después  dé estos  acontecimientos  se
       produjeron enfrentamientos y batallas entre aquellas dos
       razas, porque ambas eran maliciosas y mal intencionadas
       con  respecto  a  la  otra.  Muchas  batallas  se  libraron  por
       ambos  bandos  y normalmente  los  atenienses  fueron  los
        erdedores, hasta que los pocos guerreros que les queda-
       E an  quedaron  exhaustos.  Entonces,  los  Tuatha  De  se
       unieron amigablemente con los atenienses, y gracias a sus
       artes  druídicas  formaron  espíritus  denomíacos  en  los
       cuerpos de los soldados atenienses que habían sido muer­
       tos, por lo que quedaron preparados para el combate, y
       se  dispusieron  a enfrentarse  con los  filistinos  de  nuevo.
       Los filistinos quedaron atónitos al ver nuevamente a los
       hombres que habían matado luchando el día anterior; por


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