Page 17 - El proyecto y la metodologia de la investigacion
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Según nos informa la investigación antropológica y paleontológica, vemos aparecer en estas pri-
          meras comunidades humanas una serie de rasgos desconocidos para cualquier forma de vida anterior
          a ellas. Entre ellos se cuentan:


              -  La elaboración de herramientas que requieren de procesos complejos de
                fabricación (tallado, pulido, grabado, etc.),
              -  Ritos funerarios y culto a los muertos,
              -  Representaciones y creencias mágico-religiosas,
              -  Lenguaje y narraciones mitológicas,
              -  Parentesco como sistema simbólico que rige las prescripciones y las
                prohibiciones de las alianzas dentro del grupo.


            Todos estos elementos nos hablan de una nueva forma de inteligencia cuyo objetivo ya no
          es sólo la supervivencia biológica (propia o de la descendencia), sino también la supervivencia del
          grupo y de las tradiciones de la cultura.
            Ya no se trata sólo de hacer lo necesario para comer, alimentarse y reproducirse, sino hacerlo suje-
          tándose a lo que dicta la cultura.
            Así sigue siendo para nosotros: no sólo comemos (lo cual es necesario para mantenernos como me-
         ros vivientes), sino que lo hacemos según lo dicta nuestra cultura, siguiendo ciertos “rituales” y ciertos
         modismos: se come en ciertos lugares, en ciertos horarios, utilizando ciertos instrumentos, etc.
            Al seguir esas costumbres, mantenemos viva nuestra cultura.
            Aparecen así nuevas necesidades que no sólo se deben a nuestra biología sino también a nuestro
         espíritu, como por ejemplo, el arte y la religión. Ambos elementos constituyen los rasgos característicos (y
          distintivos) de las primeras sociedades humanas y aparecen íntimamente vinculados. En los dos casos
          se trata de imprimir a la realidad inmediata una serie de  representaciones que da origen al pensa-
         miento abstracto.
            En el caso de la religión, el culto a los muertos o a las deidades implica que los seres humanos se
         vinculan con una realidad que trasciende el “aquí y ahora de la experiencia”.
            Un mismo objeto, si adquiere el carácter de objeto religioso se transforma inmediatamente en “ob-
         jeto tabú”, portador de ciertos poderes que parecen trascender sus propiedades físicas o materiales: a
         los objetos sagrados se los venera, se le rinde culto, se le tiene respeto o incluso temor.
            De igual modo, en la experiencia artística vivenciamos un sentimiento que parece trascender tam-
         bién nuestra realidad inmediata. El placer estético nos hace partícipes de algo que parece “superior y
         trascendente” a nosotros mismos.
            Son ese tipo de experiencias –junto con los sentimientos y representaciones que las acompañan–
         las que se habrían inaugurado con esa forma de vida que, según sabemos, apareció sobre la Tierra
         hace aproximadamente unos 100.000 años.





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