Page 90 - El proyecto y la metodologia de la investigacion
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Actualmente se entiende por investigación experimental aquella en la que se ponen a prueba hipó-
tesis que postulan relaciones de tipo causal entre dos o más variables; y en las que esa puesta a prueba
se realiza bajo ciertas condiciones “creadas” y “controladas” por el investigador/a.
La diferencia entre las investigaciones experimentales y las correlaciones que implican causalidad
es que en las primeras es el investigador quien crea o motiva la relación causal a través del experimento,
mientras que en la segunda, la relación ya se ha dado y sólo se miden o evalúan hechos consumados.
Hipótesis que plantean relaciones que podrían llevar luego a investigaciones experimentales serían
las siguientes:
“El método de enseñanza tiene efectos sobre los logros en el aprendizaje”.
“La introducción del reactivo A acelera los tiempos de cierta reacción química”.
“Sonreír mejora el trato y la atención de las personas cuando se las interroga”.
En la vida cotidiana solemos realizar distintas clases de experimentos:
- introduciendo cambios en nuestra vestimenta para ver luego qué efecto produce en las personas
que nos interesan;
- iniciando una dieta, buscando que se produzca algún cambio en nuestro peso corporal;
- probando diversos métodos de estudio para evaluar cuál produce mejores resultados.
Sin embargo, es poco frecuente que sometamos esas experiencias a algún tipo de control riguroso
que nos permita juzgar de manera más o menos objetiva los efectos conseguidos.
Tomemos por caso la afirmación popular, según la cual
“Si se les habla a las plantas, crecen mejor”.
Imaginemos que alguien quisiera averiguar si esto es efectivamente así, es decir, si resulta posible
determinar de modo objetivo si se confirma o no esta presunción.
Para ello necesitará realizar un experimento.
Lo que seguramente deberá hacer es conseguir varios ejemplares de algún tipo de planta, hablarles
a algunos y no hacerlo a otros y evaluar luego el crecimiento que se comprueba en ambos grupos.
Ahora bien, si lo hiciera simplemente así, no podrá saber si ese mayor crecimiento se debió sólo a
la charla recibida, o si existieron otros factores que potencialmente contribuyeron en el crecimiento,
pero que no estuvieron relacionados precisamente con el asunto del habla.
Será conveniente entonces que en primer término se asegure que todas las plantas que van a parti-
cipar de su experiencia –en ambos grupos– resulten semejantes en cuanto a tipo, calidad, edad o ciclo
de su desarrollo, etc.
Deberá cerciorarse también de que todas las plantas estén expuestas a las mismas condiciones y reci-
ban los mismos nutrientes y agua: la misma calidad de la tierra, la misma intensidad y horas de luz o sol,
el mismo volumen y frecuencia de riego, etc. (no sería extraño, por ejemplo, que alguien perciba que “su
planta crece más porque le habla”, cuando en verdad ocurre que, como le habla, la humaniza y, como la
humaniza, la atiende más y mejor que a otras, a las que sólo trata como “simples” plantas).
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