Page 91 - El proyecto y la metodologia de la investigacion
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Es posible que las plantas crezcan, se les hable o no, de modo que puede esperarse que muestren
una cierta disposición a crecer independientemente del nivel de conversación de que sean objeto.
Pero lo que postula nuestra hipótesis, precisamente, es que deberá verificarse un crecimiento diferen-
cial a favor de las plantas a las que se les habla. Por lo tanto, la experiencia consistirá en que una muestra
de plantas sea expuesta al silencio mientras que la otra recibe determinadas dosis de charla cotidiana.
Podríamos, incluso, si quisiéramos ser más precisos, incluir varias muestras y administrar distintas
intensidades de charla a cada una: unos cinco minutos de conversación a una, media hora a otra, tres
horas a otra…
A medida que pasen los días iríamos verificando en cada caso el nivel de crecimiento de las plantas
(en promedio, ya que tenemos varias en cada muestra) y anotando ese nivel en un registro en el que
conste también cuál es la dosis de charla que esa muestra ha recibido a lo largo de la experiencia.
Luego de un tiempo prudencial –según sea la naturaleza de nuestras plantas- evaluaremos los resul-
tados, y esa evaluación consistirá en determinar si efectivamente los resultados observados permiten con-
cluir que hay diferencias significativas, relevantes entre los distintos grupos y el grupo que no ha recibido
ninguna dosis de charla. Recordemos que en este caso, nuestra hipótesis postularía algo así como:
“A mayor dosis de charla mayor nivel de crecimiento”.
Aquí aparece un concepto importante al que debemos prestar atención: el de diferencias significativas.
Ya que siempre habrá diferencias entre los distintos grupos, teniendo en cuenta que estamos hablando
de seres naturales que se desarrollan con variaciones que oscilan dentro de ciertos rangos esperables.
Lo que interesará en este caso es averiguar si las diferencias que se observan entre los grupos se
deben al mero azar, o si, por el contrario, su comportamiento permite pensar que se deben a algún
factor que pueda explicar esas diferencias. Para ello se deberá probar que las diferencias son sistemáti-
cas. En nuestro ejemplo, si las plantas más expuestas a la conversación fueron las que crecieron más en
promedio y si luego les siguen las que recibieron un nivel de habla intermedio y así sucesivamente.
Si, por ejemplo, crecieron más aquéllas a las que se les habló menos, pero, a su turno, éstas supera-
ron a las que no se les habló, deberíamos rechazar nuestra hipótesis porque esas diferencias no indican
una relación clara entre las dos variables.
Los investigadores se valen también de técnicas estadísticas que permiten determinar si esas dife-
rencias observadas pueden atribuirse al azar (es decir, que son demasiado pequeñas y forman parte de
las variaciones que naturalmente esperaríamos cualquiera sea la situación de las plantas) o, si por el
contrario, se trata de diferencias relevantes que hacen pensar que existe algún factor que las provoca.
Los componentes y las condiciones de todo diseño experimental
El ejemplo anterior nos permite ahora considerar los componentes más relevantes que deberán
tenerse en cuenta en cualquier diseño de investigaciones experimentales:
Por una parte, la presencia de una variable independiente o explicativa (en la jerga experi-
mental también se las llama “factor”): en el ejemplo, sería el “nivel de habla recibido”.
Por otra parte, una variable (o factor) dependiente o explicado: en el ejemplo, “el nivel de
crecimiento”.
Estrategias o diseños de investigación científica 89