Page 170 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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Del pecho derecho de Isis salía un racimo de uvas y del izquierdo, una espiga de

  maíz o una gavilla de trigo, de color dorado, que indican que la naturaleza es la fuente
  de nutrición para la vida vegetal, animal y humana y que de ella se nutren todas las

  cosas. El color dorado del trigo (o el maíz) indica que en el oro espiritual o el de la luz

  solar se esconde el primer esperma de toda la vida.

       En  la  faja  que  rodea  la  parte  superior  del  cuerpo  de  la  estatua  aparecen  una
  cantidad de emblemas misteriosos. La faja se une por delante mediante cuatro placas

  doradas  (los  elementos),  dispuestas  en  forma  de  un  cuadrado.  Esto  significaba  que

  Isis o la Naturaleza, la primera materia (en terminología alquímica), era la esencia de

  los cuatro elementos (vida, luz, calor y fuerza), cuya quintaesencia generaba todas las
  cosas. En esta faja se representan numerosas estrellas, lo cual indica su influencia en la

  oscuridad, así como la influencia del sol en la luz. Isis es la Virgen inmortalizada en la

  constelación de Virgo, donde está situada la Madre del Mundo con la serpiente bajo
  los  pies  y  una  corona  de  estrellas  en  la  cabeza.  Lleva  en  los  brazos  una  gavilla  de

  cereales y a veces a una joven divinidad solar.

       La  estatua  de  Isis  se  colocaba  en  un  pedestal  de  piedra  oscura  adornado  con
  cabezas de carneros y sus pies se apoyaban sobre un montón de reptiles venenosos.

  Esto  indica  que  la  Naturaleza  tiene  poder  para  liberar  de  la  acidez  o  la  salinidad  a

  todos los corrosivos y para superar todas las impurezas de la corrupción terrenal que

  se  adhieran  a  los  cuerpos.  Las  cabezas  de  carneros  indican  que  el  momento  más
  auspicioso para generar vida es el período durante el cual el sol pasa por el signo de

  Aries. Las serpientes bajo los pies indican que la Naturaleza tiende a preservar la vida

  y a curar la enfermedad expulsando las impurezas y la corrupción.

       En este sentido se verifican los axiomas conocidos por los filósofos antiguos; a
  saber:



       La Naturaleza contiene a la Naturaleza.

       La Naturaleza se regocija de su propia naturaleza.

       La Naturaleza supera a la Naturaleza.
       La Naturaleza no se puede corregir, si no es por su propia naturaleza.



       Por consiguiente, al contemplar la estatua de Isis, no debemos perder de vista el

  sentido  oculto  de  sus  alegorías;  de  lo  contrario,  la  Virgen  sigue  siendo  un  enigma

  inexplicable.
       De  un  aro  de  oro  que  lleva  en  el  brazo  izquierdo  desciende  una  línea  en  cuyo

  extremo hay suspendida una caja profunda llena de carbones encendidos e incienso.
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