Page 261 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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cebada  y  guisantes.  Mezclaba  todo  esto  y  le  agregaba  miel  silvestre.  Para  beber,

  combinaba semillas de pepinos, pasas de uva (sin semillas), flores de cilantro, semillas
  de malva y verdolaga, queso rallado, harina y nata y lo endulzaba con miel silvestre.

  Según  Pitágoras,  era  lo  que  comía  Hércules  cuando  deambulaba  por  el  desierto  de

  Libia y la mismísima diosa Ceres había dado al héroe aquella receta.

       El método favorito de curación entre los pitagóricos eran las cataplasmas También
  conocían  las  propiedades  mágicas  de  gran  cantidad  de  plantas.  Pitágoras  valoraba

  mucho las propiedades medicinales de la cebolla albarrana y dicen que escribió todo

  un libro sobre este tema, aunque no tenemos actualmente ninguna constancia de dicha

  obra.  Pitágoras  descubrió  que  la  música  tenía  gran  poder  terapéutico  y  preparó
  armonías especiales para diversas enfermedades. Parece que también experimentó con

  el color y obtuvo un éxito considerable. Uno de sus procesos curativos únicos se debe

  a  su  descubrimiento  del  valor  curativo  de  determinados  versos  de  la  Odisea  y  la
  Ilíada  de  Homero  y  hacía  que  se  los  leyeran  a  personas  que  padecían  ciertas

  enfermedades. Se oponía a la cirugía en todas sus formas y también estaba en contra

  de la cauterización. No permitía que nada afeara el cuerpo humano, porque, según él,
  constituía un sacrilegio contra el lugar donde moraban los dioses.

       Pitágoras  enseñaba  que  la  amistad  era  la  relación  más  auténtica  y  que  era  casi

  perfecta. Declaraba que en la naturaleza había amistad de todos para con todos: de los

  dioses hacia los hombres; de las doctrinas entre sí; del alma con respecto al cuerpo; de
  la  parte  racional  con  la  irracional;  de  la  filosofía  con  respecto  a  su  teoría;  de  los

  hombres  entre  sí;  entre  compatriotas;  que  la  amistad  también  existía  entre  extraños,

  entre un hombre y su mujer, sus hijos y sus criados Todos los vínculos en los que no

  hubiera amistad eran grilletes y no había virtud alguna en mantenerlos. Pitágoras creía
  que  las  relaciones  eran  fundamentalmente  mentales,  más  que  físicas,  y  que  un

  desconocido  con  un  intelecto  comprensivo  estaba  más  cerca  de  él  que  un

  consanguíneo  cuyos  puntos  de  vista  discreparan  de  los  suyos  Pitágoras  definía  el
  conocimiento  como  el  fruto  de  la  acumulación  mental.  Creía  que  se  obtenía  de

  muchas maneras, pero fundamentalmente por medio de la observación. La sabiduría

  era  el  conocimiento  del  origen  o  la  causa  de  todas  las  cosas  y  la  única  manera  de

  conseguirla  era  elevando  el  intelecto  hasta  alcanzar  un  punto  en  el  cual  conocía
  intuitivamente lo invisible que se manifestaba exteriormente a través de lo visible y, de

  este modo, conseguía establecer un rapport con el espíritu de las cosas, más que con

  sus formas. Lo máximo que la sabiduría podía conocer era la mónada, el misterioso

  átomo permanente de los pitagóricos.
       Pitágoras  enseñaba  que  tanto  el  hombre  como  el  universo  estaban  hechos  a
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