Page 832 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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En el cuarto capítulo y en el quinto, san Juan describe el trono de Dios, en el cual
estaba sentado el Uno Santo, «aquel que era, que es y que será». Alrededor del trono
había veinticuatro asientos menores, donde se sentaban veinticuatro Ancianos con
vestiduras blancas y coronas de oro en la cabeza. «Del trono salen relámpagos y
fragor y truenos y delante del trono arden siete antorchas de fuego, que son los siete
Espíritus de Dios». El que estaba sentado en el trono tenía en la mano derecha un libro
sellado con siete sellos que nadie, ni en el cielo ni en la tierra, era digno de abrir.
Entonces apareció un Cordero (Aries, el primero y principal de los signos del
Zodiaco) que había sido degollado, que tenía siete cuernos (rayos) y siete ojos (luces).
El Cordero tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono y las
cuatro bestias y todos los ancianos se postraron y adoraron a Dios y al Cordero.
Durante los primeros siglos de la Iglesia cristiana, todo el mundo reconocía al cordero
como símbolo de Cristo y solo después del quinto sínodo de Constantinopla (el
Concilio Quinisexto, celebrado en el año 692) la figura del crucificado reemplazó a la
del Agnus Dei.
Como indica con perspicacia uno de los que han escrito sobre este tema, el uso del
cordero revela el origen persa del cristianismo, porque los persas eran el único pueblo
que utilizaba un cordero para representar el primer signo del Zodiaco.
Como el cordero era la ofrenda expiatoria de los antiguos paganos, a los primeros
cristianos místicos les pareció que este animal podía ser un emblema adecuado de
Cristo, a quien consideraban la ofrenda expiatoria del mundo entero. Los griegos y los
egipcios sentían gran veneración por el cordero o el camero y solían poner sus
cuernos en la frente de sus dioses. El dios escandinavo Thor llevaba un martillo hecho
con un par de cuernos de camero. Se prefiere el cordero al camero, aparentemente,
por su pureza y su suavidad; además, como el propio creador se simbolizaba mediante
Aries, Su Hijo tenía que ser el carnerito o el corderito. El mandil de piel de cordero
que los masones usan sobre la parte del cuerpo que simboliza a Tifón o a Judas
representa la purificación de los procesos generadores que es imprescindible para la
verdadera espiritualidad. En esta alegoría, el Cordero significa el candidato purificado,
sus siete cuernos representan las divisiones de la razón iluminada y los siete ojos, los
chakras o las percepciones de los sentidos perfeccionadas.
Los capítulos del seis al once, ambos inclusive, se dedican al relato de la apertura
de los siete sellos del libro que sujeta el Cordero. Cuando se rompió el primer sello,
salió un hombre montado en un caballo blanco, con una corona y un arco en la mano.
Cuando se rompió el segundo sello, salió un hombre montado en un caballo rojo, con