Page 848 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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sagradas.
Para entrar a la Kaaba hay que subir una escalera móvil. El interior está
cubierto por mármol de varios colores, plata y oro. Aunque en general se
concibe el edificio sin ventanas, este punto se cuestiona. Se accede al techo
mediante una puerta enchapada en plata. Además de los libros sagrados, la
Kaaba contiene trece lámparas. El gran patio que rodea el edificio contiene
gran cantidad de objetos sagrados y está delimitado por una columnata que
antes constaba de trescientos sesenta pilares. Dan al patio diecinueve
puertas, el número sagrado y significativo del ciclo metónico, que coincide
con la cantidad de piedras que hay en el círculo interior de Stonehenge.
Descuellan de la Kaaba siete grandes minaretes y una de las ceremonias
sagradas relacionadas con el edificio consiste en dar siete vueltas alrededor
de la Kaaba, aparentemente para representar el movimiento de los cuerpos
celestes.
El décimo año después de la hégira, Mahoma encabezó la peregrinación de despedida
y por última vez cabalgó a la cabeza de los fieles por el camino sagrado que conduce a
La Meca y la piedra negra. Como sentía intensamente la premonición de la muerte,
quiso que aquella peregrinación fuera el modelo perfecto para todos los miles que
habría a continuación.
«Consciente de que su vida estaba llegando a su fin —escribe Washington Irving
—, la última vez que estuvo en la ciudad sagrada de su fe Mahoma trató de inculcar
sus doctrinas en lo más profundo del corazón y la mente de sus seguidores, para lo
cual predicó a menudo en la Kaaba desde el púlpito o al aire libre, montado en su
camello. “Prestad atención a mis palabras —decía—, porque no sé si, después de este
año, volveremos a encontrarnos aquí. Devotos míos, no soy más que un hombre
como vosotros; el ángel de la muerte puede aparecer en cualquier momento y, cuando
me llame, debo acudir”». Cuando estaba predicando así, dicen que los cielos se
abrieron y se oyó la voz de Dios, que anunció: «En el día de hoy he perfeccionado tu
religión y te he acogido en mi gracia». Al oír estas palabras, la multitud se postró de
hinojos a adorarlo y hasta el camello de Mahoma se puso de rodillas. [221] Al finalizar
la peregrinación de despedida. Mahoma regresó a Medina.
El séptimo año después de la hégira (AH 7), intentaron envenenar al Profeta en
Jeibar. Cuando Mahoma se puso en la boca el primer bocado de la comida