Page 852 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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MAHOMA LIMPIANDO LA KAABA DE LA IDOLATRÍA



                             D’Ohsson: Tableau Général de L'Empire Othoman


                Al librar a la Meca de su idolatría, Mahoma logro la aspiración más

         importante de su vida. El refugiado perseguido y sin hogar, que una vez fue

          obligado a proteger el lote de terreno donde rogó que no fuese apedreado

            hasta la muerte mientras realizaba sus oraciones, regresó a su lugar de
          nacimiento como su conquistador. La tradición describe al Profeta, “cuyo

           nombre sea alabado”, como de estatura mediana alta, de piel clara y de

          apariencia atractiva e imponente. Su cabeza era inusualmente grande, su

          cuello estaba exquisitamente moldeado y su cabello rizado caía en ondas
        sobre sus orejas. El tenía penetrantes ojos negros de gran tamaño; sus cejas

            estaban arqueadas; su nariz era alta y levemente aguileña; y su espesa

         barba le llegaba a su pecho. Mientras se dice que su cabello era negro, las
        probabilidades son que este era castaño rojizo. Se desconoce si existe alguna

        similitud auténtica del Profeta, ya que las enseñanzas del Islam se oponen a

          la perpetuación y a la consecuente deificación de las personalidades. Sin

         duda, el complejo de impersonalidad de Mahoma se debía al embrollo que
              existía en su época entre las diferentes sectas cristianas que estaban

          comprometidas con determinar la verdadera relación de Jesús, el Hijo del
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