Page 857 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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importantes en matemática y óptica. Sus descubrimientos nunca tuvieron la influencia
que habrían debido de tener en el curso de la civilización europea, pero esto se debió
a que Europa no era lo bastante ilustrada como para captarlos y aprovecharlos. La
observación de Gerber de que el hierro oxidado pesa más que antes de oxidarse se
tuvo que repetir y lo mismo ocurrió con algunos de sus trabajos en óptica y muchos
de sus descubrimientos geográficos. Habían circunnavegado África mucho antes que
Vasco de Gama y fueron ellos los que llevaron la fórmula de la pólvora al norte de
Europa. No debemos olvidar jamás que la edad de las tinieblas de la Europa cristiana
coincidió con un período brillante en el mundo musulmán. En el campo de la
filosofía, los árabes empezaron por adoptar el neoplatonismo que hallaron en Europa
y poco a poco fueron retrocediendo hasta Aristóteles».
¿Qué significa el misterio sutil del fénix que renace cada seiscientos años? Desde
dentro del refugio de los Misterios del mundo se susurra la respuesta. Seiscientos años
antes de Cristo, el fénix de la sabiduría (¿Pitágoras?) abrió las alas y murió en el altar
de la humanidad, consumido por el fuego expiatorio. El ave volvió a renacer de sus
propias cenizas en Nazaret, para morir después en el árbol que tenía sus raíces en la
cabeza de Adán. En el año 600 apareció Ahmed (Mohammed, o sea, Mahoma). El
fénix volvió a sufrir —en aquella ocasión, por el veneno de Jeibar— y se elevó de sus
cenizas carbonizadas para extender las alas sobre el rostro de Mongolia, donde, en el
siglo XII, Gengis Kan estableció el imperio de la sabiduría. Dando vueltas en torno al
poderoso desierto de Gobi, el fénix renunció otra vez a su forma, que ahora yace
sepultada en un sarcófago de cristal debajo de una pirámide que lleva encima las
figuras inefables de los Misterios. Transcurridos seiscientos años después de la muerte
de Gengis Kan. ¿habrá conocido Napoleón Bonaparte —que creía ser el hombre del
destino— en sus correrías aquella extraña leyenda del constante renacimiento
periódico de la sabiduría? ¿Habrá sentido que se extendían en su interior las alas del
fénix y habrá creído que la esperanza del mundo se había encarnado en él? Es posible
que el águila de su estandarte fuera el fénix. Esto explicaría por qué pensaba que
estaba predestinado a establecer el reino de Cristo sobre la tierra y es, tal vez, la clave
de su poco comprendida amistad con los musulmanes.