Page 860 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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cuatro esquinas de la creación y así había instituido aquella ceremonia tan sagrada.
Montones de tribus indias —algunas tenían que recorrer miles de kilómetros—
obtenían la piedra sagrada solo de aquella cantera, donde, por orden del Gran Espíritu,
reinaba la paz eterna.
Los indios no adoran al sol, sino que consideran aquella esfera brillante un
símbolo adecuado del espíritu grande y bueno que siempre irradia vida para sus hijos
rojos. En el simbolismo indio, la serpiente —sobre todo la Gran Serpiente—
corrobora otras pruebas que apuntan a la presencia de los Misterios en el continente
norteamericano. La serpiente voladora es el distintivo que daban los atlantes a los
iniciados; la serpiente de siete cabezas representa las siete grandes islas de la Atlántida
(¿las ciudades de Cibola?) y también las siete grandes escuelas prehistóricas de
filosofía esotérica. Además, ¿cómo dudar de la presencia de la doctrina secreta en el
continente americano después de ver el gran montículo de la serpiente del condado de
Adams, en Ohio, en el cual se representa al inmenso reptil como si estuviera arrojando
el huevo de la existencia? Muchas tribus de indios americanos creen en la
reencarnación y algunas creen en la transmigración. Hasta ponían a sus hijos los
nombres que supuestamente habían tenido en una vida anterior. Se cuenta el caso de
un padre que, sin querer, había puesto a su hijo un nombre incorrecto, por lo cual la
criatura estuvo llorando sin parar hasta que se corrigió el error. Creer en la
reencarnación también es muy frecuente entre los esquimales. No es raro que los
esquimales ancianos se suiciden para reencarnarse en la familia de algún ser querido
recién casado.