Page 418 - Dune
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que se detenía exhausto entre las dunas, y entonces era preciso llamar a un nuevo
hacedor.
Una vez hubiera superado aquella prueba, Paul sabía que estaría cualificado para
realizar el viaje de veinte martilleadores hasta las tierras del sur… para permanecer
un tiempo y descansar entre los palmerales y los nuevos sietch donde habían sido
conducidos las mujeres y los niños escapando del pogrom.
Levantó la cabeza y miró al sur, recordando que el hacedor que iba a surgir era un
factor desconocido, y que igualmente el que lo llamaba era nuevo en aquella prueba.
—Debes calcular con cuidado su aproximación —le había explicado Stilgar—.
Debe estar lo suficientemente cerca como para poder saltar a su lomo cuando pase a
tu lado, y lo suficientemente lejos como para evitar que te engulla.
Con una brusca decisión, Paul soltó el pestillo del martilleador. El péndulo
empezó a girar y a golpear la arena con su reclamo: «Bum… bum… bum…».
Se irguió, escrutando el horizonte, recordando las palabras de Stilgar:
—Examina atentamente su línea de aproximación. Recuérdalo, un gusano muy
raramente se acerca a un martilleador sin hacerse ver. De todos modos, escucha.
Quizá puedas oírlo antes incluso que verlo.
Y las palabras de Chani, susurradas en el corazón de la noche, recomendándole
prudencia en mitad de su miedo, volvieron a su mente:
—Cuando te halles en el sendero de un hacedor, debes permanecer inmóvil y
silencioso. Debes ser y pensar como un puñado de arena. Ocúltate en tus ropas y
conviértete en una pequeña duna en lo más profundo de ti mismo.
Lentamente, Paul exploró el horizonte, escuchando, buscando los signos que le
habían sido indicados.
Surgió del sudeste: un silbido lejano, un susurro de la arena. Luego distinguió el
perfil de la criatura que avanzaba contra la luz del alba, y se dio cuenta de que nunca
había visto un gusano tan grande, nunca había oído hablar de uno de este tamaño.
Tendría casi tres kilómetros de largo, y la ola de arena que levantaba su cabeza
parecía como el acercarse de una montaña.
Esto es algo que nunca he visto, ni en mis visiones ni en mi vida, se dijo Paul. Se
apresuró hacia adelante, hacia el camino de la cosa que se acercaba, enteramente
absorbido por los imperativos de aquel momento.
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