Page 422 - Dune
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—No sólo se ha negado a jugar con los otros niños —respondió Harah—, sino
que se ha entrometido en…
—Me he escondido entre los cortinajes y he visto al hijo de Subiay que nacía —
dijo Alia—. Es un niño. Lloraba y lloraba. ¡Qué pulmones! Cuando ha llorado
bastante…
—Ha salido y lo ha tocado —dijo Harah—, y el niño ha dejado de llorar. Todos
saben que un niño Fremen debe llorar cuando nace, en el sietch, porque luego ya no
podrá volver a llorar en el curso de un hajr.
—Ya había llorado bastante —dijo Alia—. Sólo quería sentir su destello, su vida.
Eso es todo. Y cuando me ha oído, ya no ha vuelto a llorar.
—Todo esto ha provocado nuevos comentarios entre la gente —dijo Harah.
—¿Es sano el chico de Subiay? —preguntó Jessica. Veía que había algo que
preocupaba a Harah, y se preguntaba qué sería.
—Tan sano como una madre puede desear —dijo Harah—. Saben que Alia no le
ha hecho ningún daño. No les importa que lo haya tocado. Se ha calmado en seguida
y estaba contento. Pero… —se alzó de hombros.
—Lo extraño que hay en mi hija, ¿no es eso? —preguntó Jessica—. La forma en
que habla de cosas que no deberían preocuparla hasta dentro de muchos años, de
cosas que debería ignorar… de cosas del pasado.
—¿Cómo puede saber cuál era el aspecto de un niño en Bela Tegeuse? —
preguntó Harah.
—¡Pero es así! —dijo Alia—. El hijo de Subiay era idéntico al hijo de Mitha, que
nació antes de la partida.
—¡Alia! —dijo Jessica—. Te lo he advertido.
—Pero madre, lo he visto y era verdad y…
Jessica agitó la cabeza, viendo la inquietud en el rostro de Harah. ¿Qué es lo que
he engendrado?, se preguntó. Mi hija, al nacer, sabía ya todo lo que yo sé… y más
aún: todo lo que fue revelado en los corredores del pasado por la Reverenda Madre,
dentro de mí.
—No son tan sólo las cosas que dice —exclamó Harah—. También son los
ejercicios. La forma en que se sienta y mira a una roca, moviendo tan sólo un
músculo al lado de su nariz, o un músculo al extremo de un dedo, o…
—Esto forma parte del adiestramiento Bene Gesserit —dijo Jessica—. Tú sabes
esto, Harah. ¿Quieres negar a mi hija su herencia?
—Reverenda Madre, tú sabes que estas cosas no tienen importancia para mí. Pero
se trata de la gente y de cómo murmura. Presiento el peligro. Dicen que tu hija es un
demonio, que los otros niños no quieren jugar con ella, que tu hija es…
—Tiene tan poco en común con los otros niños —dijo Jessica—. No es un
demonio, es tan sólo…
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