Page 427 - Dune
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Recoger  el  agua,  sembrar  las  dunas,  transformar  el  planeta  lenta  pero
           seguramente…  ya  no  es  suficiente,  pensó  Jessica.  Las  pequeñas  incursiones,  las
           incursiones  seguras…  ya  no  son  suficientes  ahora  que  Paul  y  yo  los  hemos

           adiestrado. Sienten su fuerza. Quieren combatir.
               Tharthar se apoyaba ahora en un pie, ahora en el otro, carraspeando.
               Sabemos que hay que esperar prudentemente, pensó Jessica, pero hay en nosotros

           ese  núcleo  de  frustración.  Sabemos  el  daño  que  puede  derivarse  de  una  espera
           demasiado  prolongada.  Si  esperamos  demasiado,  corremos  el  riesgo  de  olvidar
           nuestra meta.

               —Nuestros jóvenes dicen que si Usul no desafía a Stilgar, es que tiene miedo —
           dijo Tharthar.
               Bajó la mirada.

               —Entonces, es así —murmuró Jessica. Y pensó: Lo vi venir. También Stilgar.
               Tharthar se aclaró una vez más la garganta.

               —Incluso  mi  hermano,  Shoab,  dice  esto  —murmuró—.  No  dejarán  a  Usul
           ninguna elección.
               Entonces ha llegado el momento, pensó Jessica. Y Paul deberá arreglárselas por
           sí mismo. La Reverenda Madre no puede verse envuelta en la sucesión.

               Alia retiró sus manos de las de su madre y dijo:
               —Yo iré con Tharthar y escucharé lo que dicen los jóvenes. Quizá haya un medio.

               Los ojos de Jessica se encontraron con los de Tharthar.
               —Ve entonces —le dijo a Alia—. E infórmate de todo apenas puedas.
               —No quiero que ocurra esto, Reverenda Madre —dijo Tharthar.
               —Yo tampoco lo quiero —admitió Jessica—. La tribu necesita todas sus fuerzas

           —observó a Harah—. ¿Irás con ellos?
               Fue Harah quien respondió a la informulada pregunta:

               —Tharthar no hará nada contra Alia. Sabe que muy pronto seremos esposas las
           dos, ella y yo, compartiendo al mismo hombre. Hemos hablado, Tharthar y yo. —
           Harah miró primero a Tharthar, luego a Jessica—. Hay un acuerdo entre nosotras.
               Tharthar tendió una mano a Alia.

               —Debemos apresurarnos —dijo—. Los jóvenes están partiendo.
               Salieron apresuradamente a través de los cortinajes, la mano de la niña apretada

           en la pequeña mano de la mujer, pero parecía ser la niña la que guiaba la marcha.
               —Si Paul-Muad’Dib vence a Stilgar, esto no ayudará a la tribu —dijo Harah—.
           Este  era  el  método  por  el  que  se  sucedían  los  jefes  antes,  pero  los  tiempos  han

           cambiado.
               —Los tiempos han cambiado también para ti —dijo Jessica.
               —No  puedes  creer  que  yo  dude  acerca  del  resultado  de  este  combate  —dijo

           Harah—. Usul sólo puede vencer.




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