Page 426 - Dune
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—Era Ramadhan y abril en Bela Tegeuse.
—Mi familia estaba sentada en el patio —dijo Harah—, en el aire impregnado
por la humedad del surtidor de la fuente. Había un árbol de portyguls, redondo y
tupido, allí cerca. Había un frutero con mish mish y baklawa, y copas de liban… todo
ello cosas deliciosas. Y la paz reinaba en nuestros jardines y en nuestros animales…
paz en toda la tierra.
—La vida estaba llena de alegría hasta que llegaron los incursores —dijo Alia.
—Nuestra sangre se heló ante los gritos de nuestros amigos —dijo Jessica. Y
sintió afluir los recuerdos de todos los pasados que había en ella.
—La, la, la, gritaban las mujeres —dijo Harah.
—Los incursores surgieron del mushtamal, blandiendo contra nosotras sus
cuchillos rojos por la sangre de nuestros hombres —dijo Jessica.
El silencio cayó sobre ellas y sobre todo el sietch, mientras en todos los
apartamentos las mujeres recordaban y renovaban su dolor.
Luego, Harah pronunció las últimas palabras del ritual, con una dureza que
Jessica nunca había oído en ella.
—¡Nunca perdonar! ¡Nunca olvidar! —dijo Harah.
En el penoso silencio que siguió a estas palabras, oyeron el rumor de gente y el
roce de numerosas ropas. Jessica notó la presencia de alguien tras los cortinajes que
cerraba la entrada de su estancia.
—¿Reverenda Madre?
Era una voz de mujer, y Jessica la reconoció: la voz de Tharthar, una de las
mujeres de Stilgar.
—¿Qué ocurre, Tharthar?
—Problemas, Reverenda Madre.
Jessica sintió que algo le aferraba el corazón, un repentino miedo por Paul.
—Paul… —jadeó.
Tharthar apartó los cortinajes y penetró en la estancia. Jessica entrevió gente
apiñándose en la estancia exterior antes de que las cortinas se cerraran. Miró a
Tharthar… una mujer pequeña y de piel oscura envuelta en ropas negras bordadas en
rojo, sus ojos enteramente azules fijos en Jessica, las aletas de su nariz dilatadas por
el constante uso de los tampones.
—¿Qué ocurre? —preguntó Jessica.
—Han llegado noticias de la arena —dijo Tharthar—. Usul afrontará al hacedor
para su prueba… hoy. Los jóvenes dicen que no puede fallar, que al caer la noche
será caballero de la arena. Los jóvenes se están agrupando para una razzia. Quieren
hacer su incursión al norte, y allí encontrarse con Usul. Dicen que entonces lanzarán
el grito. Dicen que obligarán a Usul a que desafíe a Stilgar y asuma el mando de la
tribu.
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