Page 476 - Dune
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Jessica tembló ante la firmeza de su voz.
—Incluso el propio Emperador Padishah está aquí —dijo Paul. Miró el techo
rocoso de la celda—. Con su Decidora de Verdad favorita y cinco legiones de
Sardaukar. El viejo Barón Vladimir Harkonnen está aquí con Thufir Hawat a su lado
y siete naves repletas con todos los hombres que ha podido reclutar. Cada Gran Casa
tiene sus tropas encima nuestro… esperando.
Chani agitó la cabeza, incapaz de apartar su mirada de Paul. El extraño halo que
emanaba de él, la atonía de su voz, la forma en que la miraba, como si lo hiciera a
través de ella, la fascinaban.
Jessica intentó tragar saliva, pero su garganta estaba seca.
—¿Qué es lo que están esperando? —dijo.
Paul volvió su mirada hacia ella.
—El permiso de la Cofradía para aterrizar. La Cofradía abandonará en Arrakis a
cualquier fuerza que aterrice sin su permiso.
—¿La Cofradía está protegiéndonos? —preguntó Jessica.
—¡Protegiéndonos! Ha sido la Cofradía quien ha creado esta situación,
divulgando lo que estamos haciendo en Arrakis y bajando las tarifas del transporte de
tropas hasta el punto que incluso las Casas más pobres están ahí arriba, a la espera de
poder saquear algo.
Jessica notó la ausencia de amargura en lo que decía, y se preguntó la razón. No
había duda en sus palabras… había hablado con la misma fuerza que la noche que le
había revelado la vía del futuro que les llevaría hasta los Fremen.
Paul inspiró profundamente.
—Madre, debes cambiar una cantidad del Agua para nosotros. Necesitamos el
catalizador. Chani, quiero que se envíe una patrulla de exploradores al desierto… que
encuentren una masa de preespecia. Si echamos una cantidad del Agua de Vida sobre
una masa de preespecia, ¿sabes lo que ocurrirá?
Jessica sopesó un instante sus palabras, luego comprendió bruscamente.
—¡Paul! —exclamó.
—El Agua de Muerte —dijo él—. Será una reacción en cadena —apuntó un dedo
hacia el suelo—. Esparcerá la muerte entre los pequeños hacedores, destruyendo un
vector del ciclo vital que comprende la especia y los hacedores. Arrakis se convertirá
en una desolación… sin especia ni hacedores.
Chani se llevó una mano a la boca, aterrada e incapaz de hablar ante la blasfemia
surgida de labios de Paul.
—Quién puede destruir algo es quien lo controla —dijo Paul—. Nosotros
podemos destruir la especia.
—¿Qué es lo que detiene la mano de la Cofradía? —susurró Jessica.
—Están buscándome —dijo Paul—. ¡Piensa en ello! Los mejores navegantes de
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