Page 480 - Dune
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de comunicaciones, luego volvió a mirar a Paul—. Aún usando una banda de
frecuencia muy reducida, no tendríamos que utilizar esto, Muad’Dib. Podrían
localizarnos rastreando el origen de nuestras emisiones.
—Dentro de poco estarán demasiado ocupados como para buscarnos —dijo Paul
—. ¿Qué dice el informe de esos hombres?
—Nuestros bienamados Sardaukar han sido soltados cerca de la Vieja Hendidura
y están regresando hacia su amo. Los lanzacohetes y las demás armas a proyectiles
están emplazadas. Nuestra gente se ha desplegado según tus órdenes. Todo simple
rutina.
Paul paseó su mirada por los hombres que aguardaban a su alrededor, estudiando
sus rostros a la luz que atravesaba la cubierta de camuflaje. El tiempo era como un
insecto abriéndose camino a través de la roca.
—Imagino que nuestros dos Sardaukar necesitarán hacer un buen trecho de
camino a pie antes de poder enviar una señal a un transporte de tropas —dijo Paul—.
¿Son vigilados?
—Son vigilados —dijo Stilgar.
Junto a Paul, Gurney Halleck carraspeó.
—¿No seria mejor que buscáramos un lugar un poco más seguro? —dijo.
—No hay ningún lugar seguro —dijo Paul—. ¿Los informes sobre el tiempo
siguen siendo favorables?
—La tormenta que está llegando es una bisabuela de todas las tormentas —dijo
Stilgar—. ¿No la notas llegar, Muad’Dib?
—El aire me dice que se acerca algo distinto —admitió Paul—. Pero considero
que el empalar la arena es un método más seguro de predicción.
—La tormenta estará aquí dentro de una hora —dijo Stilgar. Señaló con la cabeza
la hendidura que se abría a la estructura del Emperador y las fragatas de los
Harkonnen—. Incluso ellos lo saben. No hay ni un tóptero en el cielo. Todo ha sido
cubierto y asegurado. Han recibido un informe acerca de las condiciones del tiempo
de sus amigos del espacio.
—¿No ha habido más salidas? —preguntó Paul.
—Ninguna desde que aterrizaron la pasada noche —dijo Stilgar—. Saben que
estamos aquí. Creo que están esperando elegir su momento.
—Somos nosotros quienes elegiremos el momento —dijo Paul.
Gurney miró hacia el cielo.
—Si ellos nos lo permiten —gruñó.
—Esa flota permanecerá en el espacio —dijo Paul.
Gurney agitó la cabeza.
—No tienen otra elección —dijo Paul—. Nosotros podemos destruir la especia.
La Cofradía no correrá ese riesgo.
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