Page 84 - Alejandro Casona
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MAURICIO.
                  No tiene interés. He hecho yo uno más sensacional.

                  BALBOA.
                  ¡Tú! ¿Cuándo?

                  MAURICIO.
                  Ahora mismo. Después de largas  excavaciones, acabo de descubrir
                  que soy un perfecto imbécil. (Tira el cigarrillo que acaba de encender
                  y sale al jardín llamando.) ¡Isabel!... (Vuelve la doncella.)

                  FELISA.
                  Es una visita para el señor.

                  BALBOA.
                  ¡A estas horas! No espero a nadie ni estoy para nadie. (La Doncella
                  va a obedecer. El Otro aparece en el umbral.)



                                                   BALBOA y el OTRO

                  OTRO.
                  Para mí, sí. He hecho un viaje demasiado largo para que se me cierre
                  esta puerta.

                  BALBOA.
                  ¿Con qué derecho entra así en mi casa? Déjenos, Felisa. (La doncella
                  sale. Balboa enciende las luces.) ¿Quién es usted?

                  OTRO.—(Avanza unos pasos. Tira el sombrero sobre un sillón.) ¿Tanto
                  he cambiado en estos veinte años?

                  BALBOA.—(Inmóvil, sin voz.)
                  ¡Mauricio!...

                  OTRO.
                  No veo que sea para asombrarse así, como si fuera un fantasma. ¿No
                  recibiste mi cable anunciando el viaje?

                  BALBOA.
                  No es posible... El "Saturnia" se hundió en alta mar con todo el
                  pasaje.

                  OTRO.
                  Y tú te alegraste al saberlo ¿verdad? Es natural; la mancha de la
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