Page 88 - Alejandro Casona
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que hable con ella?

                  BALBOA.
                  Escucha, Mauricio, por piedad. La abuela no sabe nada de tu
                  verdadera vida. Para ella aquel muchacho loco de hace veinte años es
                  ahora un hombre feliz que vuelve lleno de recuerdos a casa de los
                  suyos.

                  OTRO.
                  ¡Ahá! Una historieta ejemplar. Lo malo es que ya pasé la edad y no
                  me gustan las historietas. ¿Dónde está la abuela? (Avanza. El abuelo
                  le corta el paso.)

                  BALBOA.
                  ¡Piensa todo lo que puedes destruir en un momento!

                  OTRO.
                  No tengo tiempo que perder. ¡Aparta!

                  BALBOA.
                  ¡No! ¡De aquí no pasas!

                  OTRO.—(Sujetándole.)
                  No habrás pensado que puedes levantarme la mano otra vez. Eso es
                  fácil con un niño; con un hombre ya no es lo mismo. ¡Aparta, digo!
                  (Lo aparta, bruscamente y llama en voz alta.)
                  ¡Abuela!... (A la última réplica aparece Mauricio en la terraza. Avanza
                  resuelto, con una ira contenida que le asorda la voz.)



                                 DICHOS y MAURICIO. Después, la ABUELA e ISABEL

                  MAURICIO.
                  Sin voces. Cuando un hombre está dispuesto a todo no grita. Salga
                  de esta casa conmigo.

                  OTRO.
                  ¿Puedo saber quién es usted?

                  MAURICIO.
                  Después, ahora, en este mismo momento, la abuela va a entrar por
                  esa puerta ¿lo oye bien? Si pronuncia delante de ella una palabra,
                  una palabra sola, lo mato.

                  OTRO.
                  ¿A mí?...
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