Page 90 - Alejandro Casona
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SEGUNDO CUADRO
En el mismo lugar al día siguiente. En un rincón un baúl abierto.
Sobre la mesa una maleta y ropa blanca. ISABEL dobla la ropa en
silencio. GENOVEVA termina de hacer el baúl.
ISABEL y GENOVEVA
GENOVEVA.
Los zapatos abajo, ¿verdad?
ISABEL.—(Ausente.)
Abajo.
GENOVEVA.
Y los vestidos ¿van bien, doblados así?
ISABEL.
Es igual.
GENOVEVA.
Igual no; usted lo sabrá mejor que yo, que no he viajado nunca. ¿Es
así?
ISABEL.—(Sin mirar.)
Así. (Genoveva suspira resignada y cierra la lona. Se oye arriba el
carillón. Isabel levanta los ojos escuchando. Cuatro campanadas.)
GENOVEVA.
Por su bien ¿no ve que es peor callar? ¡Diga algo, por favor!
ISABEL.
¿Qué puedo decir?
GENOVEVA.
Cualquier cosa, aunque no venga a cuento; como cuando una tiene
que pasar por un sitio oscuro y se pone a cantar. Con este silencio
parece un entierro.
ISABEL.
Algo hay de eso. ¿Cuántos vestidos has metido en ese baúl?
GENOVEVA.
Siete.