Page 89 - Alejandro Casona
P. 89
MAURICIO.—(Cortando.)
¡Por mi alma que lo mato aquí mismo! (Se oye reír llegando.)
Silencio. (Entra la Abuela con Isabel.)
ABUELA.
En mi vida había oído un disparate igual. ¿Serás tonta? Ir a decirme a
mí que esa lucecita verde que encienden las luciérnagas... Oh,
perdón; creí que estaban solos.
MAURICIO.
No es nada. El señor, que no conoce bien esto y se había confundido.
(Con intención.) Yo voy a indicarle el camino. (Desde la puerta.)
¿Vamos?
OTRO.—(Avanza resuelto.)
Vamos.
ISABEL.—(Con un presentimiento ante el tono de desafío que traslucen
las palabras de los hombres.)
¡Mauricio! (El Otro se vuelve sorprendido al oír su nombre. Mira
fijamente a Isabel y a Mauricio.)
MAURICIO.
Es un momento, Isabel. En seguida vuelvo. Por aquí... (El Otro vacila.
Por fin se inclina levemente.)
OTRO.
Disculpen. Señora... (Sigue a Mauricio. Isabel y la Abuela quedan
inmóviles mirándoles salir.)
TELÓN