Page 59 - Diálogos
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Putita mía
Hoy te eh visto nuevamente. Caminaste con aquel quien
solo te quiere para usarte. Tomaste su mano, mientras
el, abrazándote, se regodeaba saludando a alguien
más. Y no sé qué es lo que te pasa, tal vez sea lo
mismo que en esa vieja fabula, la que da todo por
unos cuantos halagos, esa que dice así.
Con sus negros ojos, el cuervo observaba al zorro que
se hallaba en el suelo. Lo miró saltar una y otra vez,
tratando de llegar a él, sin conseguirlo cada vez. Pero
el cuervo callaba, porque sujetaba con fuerza en su
pico un gran trozo de queso.
Cuando el astuto zorro comprendió, por fin, que no
podría alcanzar el queso del cuervo, trató de obtenerlo
de algún otro modo.
-¡Mi querido cuervo! -le dijo suavemente- ¡Oh, her-
mosura del bosque! ¡Tu fuerza es mayor que la del
águila, tu vuelo es más bello que el de la golondrina,
tu reluciente plumaje negro brilla más que el del pavo
real! ¡Lástima que siendo tú el ave más sublime que
la naturaleza haya podido crear, no te otorgo una voz
comparada a tu grandeza!
Los negros ojos del cuervo habían brillado de alegría
ante la adulación del zorro, pero sus últimas palabras
lo irritaron. ¿Qué quería decir al afirmar que no tenía
una bella voz?
-Quizá esto último sea mentira -dijo el zorro- Puede
ser que el ruiseñor haya difundido esa falsedad para
acabar con la única voz que puede superar a la suya.
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